Son las 6:00 am, algunos cadetes estaban con emoción de partir ya de esta "tierra de sufrimientos" donde pasaron tantos meses, otros con miedo e incertidumbre por encarar lo que se viene y no querer abandonar esta "tierra de miel y leche", ambos pensamientos tan distintos tenian una cosa en común, todos debian prepararse mentalmente para encarar su destino. Sobre la cama de Joseph, se encontraban Liza, Morgan, James y Joseph aclarando las cosas.
-Supongo que se acabó ¿verdad?-. Dijo James con un poco de tristeza. El destino los habia unido en este lugar, y es el mismo destino quien los esta separando, tal vez el mundo en el que vivimos esta gobernando por algun ente como la mano, y todo lo que vivimos son solo hechos predestinados, escritos en las estrellas, o tal vez no es asi, y el destino simplemente mezcló mal las cartas.
-¡Estaremos en contacto James!-. Dijo Liza mientras tomaba las manos de James con fuerza y las acariciaba con tristeza.
-¡James! Promete que nos volveremos a encontrar en algún lado de este vasto universo-. Dijo Morgan con un tono frio y despreocupado, pero en el fondo solo esta reprimiendo sus sentimientos.
-¿Puede ser, que si pido irme con ustedes, me dejarán?-. Preguntó James tratando de escapar de su destino.
-Ojalá fuera asi de facil-. Respondió Joseph mientras sacaba algo de su bolsillo-. Toma mi navaja, fue un regalo de mi abuelo, te la prestaré, tienes que devolverla la proxima vez que nos veamos, así no olvidarás nuestra promesa.
-A veces me da miedo lo psicopata que puedes llegar a ser-. Respondió James riendo para alivianar el ambiente-. No lo olvidaré.
Joseph sin dudarlo deja su navaja en manos de James, sabiendo que este la cuidará y cumplirá con su promesa de algun dia devolverla, no importa el lugar y la hora, ya sea aqui o en la otra punta de la galaxia.
-Me tengo que ir, en lo que hablamos el transbordador ya esta por despegar-. Dice James mientras se despide de cada uno con un largo abrazo, seguido a esto toma su bolso con una mano, con la otra la navaja, y se levanta encarando la puerta. Cuando el muchacho estaba por salir se oye un grito
-¡Oye James!-. Gritó Joseph desde la cama-. ¡Adiós y buena suerte!
James simplemente asintió con la cabeza, y salió por la misma puerta en la que habia llegado aquel primer dia que se conocieron. James se habia ido, mientras los muchachos esperaban tener pronto noticias de él, pero el destino tenia otros planes.
-¿Crees que estará bien solo?-. Preguntó Liza.
-Estará bien, sabe desenvolverse-. Respondió Joseph mientras la abrazaba-. ¿Tú que opinas gorila?
-El va a estar bien, no romperia su promesa por nada en el mundo-. Respondió Morgan-. Y si se le olvida, yo mismo lo buscaré por toda la Milky Way y lo mataré.
-No puedo creer que le dieras la navaja de tu abuelo, siempre dejiste que era el tesoro de tu familia-. Dijo liza tratando de contener las lagrimas.
-James la cuidará bien, por eso se la dí, confio en él-. Respondió Joseph-. Por ahora tenemos que alistarnos nosotros también.
Rapidamente los muchachos ordenaron todas sus cosas dentro de sus maletas, y para cuando se dieron cuenta ya eran las 08:00 am. Desde el campo se puede oir unas turbinas, el transbordador habia llegado. La manera mas facil de describir esta nueva tecnologia, es litaralmente un triangulo gigante, de un color metal oscuro pero brillante, con varias luces reglamentarias por todos los lados, diseño inspirado en aquella raza ya extinta que una vez invadió la Tierra, que en paz descansen las almas de los inocentes que murieron de forma cruel en manos de las bestias, que en paz descansen los valientes soldados que dieron su vida en la Primera Guerra Estelar, pues sus almas ya fueron vengadas.
Tomando sus pertenencias los soldados salieron al campo, el cielo estaba totalmente despejado, sol brillaba con todo y este era reflejado en el color metalico de la nave, a un lado de este se encontraba el sargento smith, justamente al la puerta de entrada.
-Muchachos, perdón que las cosas sean asi, son ordenes de los superiores, hasta aquí los acompaño, fue un gusto tenerlos con nosotros, espero que vuelvan victoriosos de su misión, que Dios esté con ustedes-. Dijo el sargento mientras las puertas se abrian y los muchachos saludaban con respeto.
Lentamente uno a uno fueron subiendo al interior de la nave, primero subió Liza, seguido a ella subió Joseph y se acomodó junto a ella, el ultimo en subir fue Morgan, este ultimo se sentó frente a estos dos, colocaron sobre sus pechos la barras de seguridad y el viaje comenzó.
-¿Cuál creen que es nuestra misión?-. Preguntó Morgan impaciente.
-Ya lo dije-. Seguramente hacer de guardia en las instalaciones-. Respondió Liza.
-No creo-. Respondió Joseph-. No creo que saquen unos novatos para una tarea tan simple, esas tareas de custodia estan reservadas para veteranos que estan a punto de retirarse.
-Uno nunca sabe-. Respondió Liza mientras golpeaba a Joseph suavemente-. Yo solo espero que nos dejen desayunar tranquilos.
-Tu siempre pensando en comida-. Respondió Morgan sumandose a la conversación-. Nunca probé la comidad de la Tierra, dicen que es malisima, de la cosa mas industrial posible.
-Ahora si podrás mostrarnos algo de verdadera cocina, ¿verdad, Elizabeth?-. Dijo Joseph.
-¡No me digas asi!-. Respondió Liza enojada-. Pronto llegaremos a la Tierra, ¿Por que no me dejan dormir un poco?
Liza cierra sus ojos y recuesta su cabeza sobre el hombro derecho de Joseph, y la conversación termina sin avisar.
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Tercer milenio: M.A.D
Ficção CientíficaUn grupo de soldados de la Armada Estelar son enviados dentro del mundo digital para combatir un grupo de "terroristas" conocidos como Los Apostoles. Una historia de tragedia, perdida, dolor y muerte sin derramar ni una gota de sangre.