IV. La curiosidad

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LA CURIOSIDAD
MATO AL GATO
(O AL PRINCIPE)

—¡Hermanos! ¡Es una alegría verlos! —grito emocionado el príncipe mientras aprensaba a sus hermanos mayores con un abrazo cálido y repleto de dulzura.

—¡Jimin! Tienes que contarnos que paso en el palacio, ahora mismo.

—¡Lo sé! Tengo tanto de que hablarles.

Los tres hermanos caminaron rumbo al palacio de su padre, donde todas las mucamas las esperaban para atenderlo después de tantas semanas sin verlo. Y una vez pudieron deshacerse de todos los saludos y muestras de cariño que Jimin recibía, subieron corriendo por las escaleras hasta llegar a la habitación del príncipe.

El hermano mayor, Taehyung, dio un brinco desde la puerta hasta la cama tirando los cojines al suelo y revolviendo las sábanas lilas. Jungkook, el hermano de en medio, corrió hasta la fina alfombra del suelo y se aventó contra ella, tomando los cojines del suelo para apoyarse en ellos.

—Cuéntanos todo.

Jimin lo hizo. Cada detalle, desde la brisa sobre la colina, los robles enormes y la entrada del palacio, fue contado con suma paciencia y embellecimiento que los hermanos creyeron que oían un cuento de hadas. Pero la emoción y descontrol de los hermanos llego hasta los cielos tan pronto escucharon la introducción de aquel hombre romántico.

Y las interminables preguntas sobre lo sucedido no dejaban que Jimin terminara una oración sin ser interrumpido. << ¿Es guapo? ¿Es alto? ¿Delgado? ¿Moreno? ¿Velludo? ¿Narizón? ¿Cabezón? >>

El príncipe estaba feliz de tener toda la atención de sus hermanos, sentía ese amor y apoyo de ellos cuando anteriormente no lo había tenido, y se sintió de nuevo incluido en sus vidas. Sin embargo, no tenía poder en los labios ni en las palabras para describir al hombre que sus hermanos esperaban imaginar.

—¿Entonces?

—Es que yo… No conozco su rostro.

Los hermanos pegaron un grito tan escandaloso que las mucamas corrieron hacia la habitación con gotas de sudor en la frente y los corazones a mil. Taehyung y Jungkook se miraron fijamente, como si trataran de comunicarse telepáticamente sobre aquella inaceptable situación en la que estaba su hermano menor.

Y Jimin era tan ingenuo y distraído que no noto el picor en los ojos de sus hermanos y las nimias sonrisas sobre sus delgados labios.

—¡Jimin! ¡Eso es algo inaceptable!

—¿Lo es?

—¡Por supuesto que sí! —grito el hermano mayor levantándose de la cama con un brinco. Tomo por los hombros a Jimin, y lo vio fijamente— No puedo creer que hayamos creado a un niño tan ingenuo.

Ambos hermanos mayores comenzaron a girar alrededor del príncipe mientras alzaban los brazos exclamando sobre las malas decisiones que había tomado su hermano menor.

—¿Qué tal si es un monstruo que planea matarte?

—¿O si es un viejo que solo busca aprovecharse?

—Claro que no. El no es así. Yo… lo conozco —dijo Jimin dudando solo un poco, pero el simple hecho de hacerlo le rompió el corazón —. Y confió plenamente en él.

—¿Realmente confías en él? —pregunto Jungkook mientras se acercaba a el con un eje de superioridad —ni siquiera conoces su rostro.

—O su nombre.

Y Jimin sintió como su corazón se quebraba. Sus hermanos tenían razón. Se tiro al suelo, sintiendo como sus piernas flaqueaban. De verdad amaba a aquel hombre, lo amaba muchísimo, pero, esa chispa de injusticia le quedo en el pecho.

Flechazo al corazón [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora