— ¡Papi, papi, papi! — Niki entró corriendo al despacho del alfa con expresión afligida, incluso podían apreciarse atisbo de lágrimas.
Hyunjin no dudó en abrir sus brazos y recibir al pequeño cachorrito entre ellos. Lo sintió afianzarse a su cuello y rodar la carita en un vil intento de llenarse del aroma protector.
— ¿Qué sucede, cachorro? — inquirió con su lobo alterado por no entender el porqué de la situación.
— Mami... Elmira... papi — Niki apenas podía formular palabras entre tantos sollozos.
El alfa frunció aún más el ceño, preocupándose todavía más cuando Felix fue nombrado. Se puso de pie, con Niki entre sus brazos y se encaminó fuera de la habitación.
Recorrió parte de la casa, sin encontrar rastros de su omega o cachorrito menor. Entrando ya en una especie de pánico, apresuró el paso fuera de la casa.
Cerca del corral de las gallinas, Felix se encontraba arrodillado a un lado. Jeongin, a su lado, movía los bracitos en el aire, ajeno a toda la situación.
Cuando Niki notó que su padre se acercaba a ese sector, escondió de nuevo su rostro en la curvatura de su cuello y tembló entre sollozos.
Hyunjin sintió el aroma de tristeza de su omega esparciéndose por todo el espacio, pero al encontrarse de espaldas a él, no pudo apreciar con precisión qué sucedía. Por lo que, estiró una de sus manos y tocó la espalda encorvada del rubio.
— Alfa... — gimoteó Felix con lagrimitas diminutas.
Al girarse, las manos del menor estaban cubiertas con sangre, pero antes de siquiera poder reaccionar, Felix ya estaba cargando a Jeongin para posteriormente apretarse contra su pecho, en el lado contrario de dónde se encontraba su hijo.
— Lixie, cariño, ¿por qué tienes sangre? — Hyunjin preguntó alarmado mientras olfateaba entre los cabellos de su pareja en busca de alguna herida, sin embargo, nada encontró.
— Pasó algo terrible, Jinnie — murmuró el omega, a la vez que buscaba consuelo en su aroma, muy parecido a como su hijo había hecho minutos atrás.
Para ese punto, parecía ser que Jeongin notó el conjunto de feromonas y aromas apesadumbrados porque de la nada empezó a hacer pucheritos y luego desató en llanto.
Ahora, Hyunjin tenía tres personas en su pecho, llorando entre sus brazos y un alfa desesperado en su pecho que gruñía y arañaba buscando calmarlos.
Desesperado, se dejó caer al suelo con cuidado, para posteriormente dejar sobre su regazo a sus dos hijos y omega. Luego, los cubrió con potentes feromonas, incluso él llegó a sentirse un tanto adormilado, y lamió las lágrimas una por una.
Una vez más calmado, Felix levantó los ojitos rojos por el llanto y dijo:
— Elmira murió.
Hyunjin siguió con la mirada el lugar donde apuntaba su omega. Allí, encontró a la gallina recostada en el césped, probablemente colocada en esa posición por Felix, parte de su plumaje faltaba y el resto estaba cubierto del líquido viscoso rojo. No había posibilidad de confundirla, la pequeña manchita negra en su patita izquierda lo dejaba fuera de dudas.
— ¿Cómo sucedió eso? — murmuró a cambio.
Para muchos podría tratarse de una simple gallina, un animal que sirve para simplemente producir y sacarle ganancias, pero para ellos era parte de la familia, todos sus animales lo eran. Para Niki era prácticamente su mascota, la alimentaba, cuidaba y limpiaba su gallinero todo el tiempo, por lo que ahora comprendía el estado en el que fue a buscarlo.
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the family's farm | hyunlix
RomanceHyunjin y Felix se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritos. ¿...