Especial de San Valentin

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Las tardes en la biblioteca en las salas de estudio se volvieron algo diario

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Las tardes en la biblioteca en las salas de estudio se volvieron algo diario. Eddie está repasando un tema de biología sobre la genética, mientras que yo resuelvo algunos ejercicios de práctica que me ha puesto sobre trigonometría.

Intento responder con lo que recuerdo de nuestra sesión pasada, sé que Eddie me explicó este tema y es imposible que se me haya olvidado tan rápido, tengo que acordarme o no voy a poder aprobar. Mi sufrimiento sigue, pero siento una mirada sobre mí, justo en mis pómulos. Trato de no darle importancia hasta que la mirada cae en mis labios. Hago la que no se dio cuenta y observo por el rabillo del ojo a Eddie que ahora tiene el libro de biología a un lado y está escribiendo algo en una especie de libreta. La he visto varias veces y nunca sé qué anota en ella.

Terminando los ejercicios, se los entrego a Eddie y él los califica. Para mi sorpresa, solo me equivoqué en dos de diez. Estoy feliz por haber avanzado en todo este tiempo, las clases de Eddie ayudan muchísimo y junto a él puedo tener la certeza de aprobar con diez en todos los exámenes si quiero.

-Eso sería todo por hoy, puedes llamarme si tienes alguna duda.

-Antes de que te vayas, ¿qué tal si vamos por una merienda?

Eddie se detiene en seco, mi cuerpo se movió solo y lo tomó de la muñeca para retenerlo por sorpresa. Eddie sonríe y acepta mi oferta. Ambos recogemos nuestras cosas y vamos a la cafetería. Todo el día han sido canciones de amor, cartas y hasta flores. Catorce de febrero es una fecha del amor, no es mi favorita, después de todo no tengo pareja y preferiría pasarlo en casa viendo películas, acurrucada en el puff con muchos dulces.

-¿Por qué hay tantas flores? ¿Es un día especial?-Pregunta Eddie. Dejo mi sandwich en el plato y lo miro con la boca abierta, esto es increíble. ¿Qué tan despistado tienes que ser para no darte cuenta del mar de parejas de la escuela y no captar la indirecta?

- Cierra la boca, es de mala educación comer con la boca abierta -. Ante su advertencia, la cierro de golpe.

-Tienes que estar bromeando. Eddie, ¡¿Cómo es posible que no sepas que hoy es catorce de febrero?!

-¿Es un día de celebración? ¿Por eso tantas flores y cánticos?

-No es solo celebración, es un día del amor. Lo normal es pasarlo en parejas . Es usual dar regalos en este día, eso significa cuánto aprecias a esa persona.

- Ya veo, ¿Tú recibiste algo?

-No tengo pareja, pero recibí chocolates de Lili.

- ¿También se puede con amigos?

- Sí, lo habitual es entre parejas, pero eso no quita que quieras pasarlo con tus amistades. - Eddie tararea en comprensión.

-Espera aquí.

Eddie se dirige hacia la cocina de la cafetería y habla con la encargada; no llegue a ver más allá que la puerta cerrarse y, en lo que Eddie tarda en regresar, termino mi sandwich. Para cuando Eddie vuelve, los rayos del atardecer pasan entre las hojas del árbol al lado del ventanal donde sus sombras reposan sobre la mesa. Me quedo hipnotizada por el bello atardecer que no me doy cuenta cuando los pasillos quedan en silencio y un plato se posa sobre la mesa. Me sobresalto por la repentina aparición de Eddie frente a mí, mis ojos bajan y me encuentro con un pequeño trozo de pastel de vainilla cubierto con chispas de colores.

- ¿Para mí?

- ¿Ves a alguien más en la cafetería? - Por vergüenza ante lo obvio, observo a mi alrededor y, como dijo Eddie no hay nadie cerca, solo nosotros.

- ¿L-Lo hiciste tú? -tartamudeó. No puedo creer que me haya dado un regalo, encima es mi postre favorito, ¿cómo lo supo?

- Sí, sobraron algunas cosas en la cocina y pedí permiso. Feliz San Valentín, Nae.

Nae.

Nae.

Nae.

Dios, ¡¿acaba de ponerme un apodo con mi segundo nombre?! Este chico va a ser mi ruina. Cómo puede verse tan lindo cuando me llama de esa forma, lo peor de todo es esa bendita sonrisa, su sonrisa muchas veces tiene un toque de malicia, pero esta dejó atrás el sarcasmo y las comisuras de sus labios se elevaron hacia arriba de una forma suave, si hubiera pestañeado me la habría perdido es tan pequeña que casi no se nota la diferencia, pero me volví una experta en la asignatura de conocimiento general sobre Eddie que se me hace sencillo disfrutar estos ligeros cambios. Me gusta esa sonrisa, es el tipo de sonrisa que me gustaría ver los días en los que más la necesite, es una sonrisa que transmite paz, sin nadie alrededor.

Eddie apoya su mentón en una de sus manos al apartar su vista de mí, aun con esa sonrisa que hizo que me diera un cortocircuito y un millón de mini infartos internos. El mundo se ralentiza y, es en este momento que me permito definir algunos detalles sobre él.

Parece alguien a quien no le importan mucho los demás, pero es el primero en defender a los que no pueden hacerlo ellos mismos. Sus ojos negros son como la noche a punto de caer. Es inteligente y hábil en la cocina, eso para mí, suma puntos extras, porque este chico es demasiado genial.

-Yo no te preparé nada... -Digo con pesar. Me duele que haya hecho algo por mí y yo no tenga nada para él.

-Esto fue algo de última hora, no necesitas darme nada, Kim.

- Ey Ey, solo me llamas así cuando estás molesto o te estoy colmando la paciencia, devuélveme al Eddie risueño.

-Tendrás que buscar bien, no creo que lo encuentres.

- ¡Di!

Eddie se ríe y su risa se escucha estruendosa por toda la cafetería. Mis oídos se inundan de su risa y me uno a él, no sin antes molestarlo un poco. Tomo un poco de la crema del pastel y se la unto a Eddie en la mejilla. Eddie se paraliza y me devuelve la broma embarrando mi nariz con mucha más crema de la que debería.

- ¡Eso no es justo, fue solo un poco!

-No esperes que me quede sentado mientras te burlas de mí.

-Oh... Dos pueden jugar este juego. -Eddie le hace una seña a la mujer en la cafetería y se vuelve hacia mí.

- Solo si logras atraparme.

Eddie salió corriendo de la cafetería lo más rápido posible y, como si fuera una cacería, salí disparada detrás de él. Eddie era más rápido de lo que pensaba. Di entró a un salón y estuvimos dando vueltas en una de las mesas hasta que él salió del salón y nos dirigimos al pasillo, Eddie todavía tenía palabras que decir mientras era perseguido, "estás en el equipo de voleibol y haces carreras deberías ser más rápida", no me gusta gastar por completo mi energía hasta no obtener una oportunidad adecuada. Llegamos hasta la biblioteca de nuevo y Eddie se detuvo rindiéndose, pero no tuve tiempo de asimilarlo por la emoción e hice un cambio. Antes de tropezar contra Eddie lo abracé mientras ambos chocábamos y él apoya sus antebrazos alrededor de mi cuello. Lo levanté y cargué al estilo princesa. Nunca me había divertido tanto en una carrera. La risa de Eddie no fue ruidosa, pero me sentía feliz con la sensación que se instalaba dentro de mi estómago; era cálida y abrumadora. Estaría feliz con tan solo escuchar su risa a mi costado y declarando el catorce de febrero como mi día favorito.


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¡Buenas, buenas!

Un placer volver, perdón por no traer un capítulo nuevo, pero es bastante complicado escribir con la universidad en medio y parciales dentro de una semana....

¡Espero les haya gustado este especial de San Valentín! Me gusto mucho escribir a Tatta y Eddie siendo cálidos y divertidos el uno con el otro. Desafortunadamente, no creo que pueda traerles capítulo todos los meses y puede que no nos leamos hasta junio, espero que entiendan y sean pacientes, hasta aquí mi reporte. ¡Hasta pronto estrellitas!

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