Picotazo despertino

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Si había algo que a Pato le encantaba hacer temprano en las mañanas, era despertar a su papá Max, a veces acompañado de una charola con deliciosos hot cakes recién hechos, o pintura en mano para recrear el dibujo de un lindo gatito que le mostró su papá Checo. Era divertido ver a su papá Max despertar y hacer caras graciosas cuando los ojos le pesaban y hacia muecas raras con la boca.

Sin embargo, desde la llegada de su Duckesa, Pato se ha empeñado en cargar a su linda patita y llevarlo a la habitación para que se eche en el pecho de su papá, o a un lado de su almohada, y en vez de que él lo despierte con sus propios dedos o travesuras matutinas, es el pico de su mascota que se hace cargo de que el hombre se levanté de una vez de su pesado sueño.

-¿Pero qué-? ¡Duckesa!

-¡Buenos días papá!

Max no comprende que era lo que le divertía tanto a su hijo. El maldito pato siempre le picaba los labios y la nariz, causando que su rostro se irritara y le doliera la cara (sin olvidar que el pato hacia sus desgracias en sus colchas limpias). Muchas veces, Max se quiso deshacer de Duckesa -estaba seguro que la pata lo odiaba-, intentó regresar el regalo de Fernando innumerables veces con la excusa de que no podían cuidarla (eso era una vil mentira), en una ocasión la puso en una caja y se la llevó al parque más cercano sin que su esposo e hijo supieran.

El muy pendejo no se dió cuenta que al dejar al pato de su hijo en el césped, este lo seguiría hasta el auto y pillaria con fuerza.

(Cuando Checo descubrió lo que hizo, Max durmió un mes en el sofá y sufrió la indiferencia de su esposo por una semana)

Su casa, siempre limpia y brillante, ahora tenía marcas de los "regalitos" de Duckesa en el piso, plumas espercidas en todas partes y fotos por doquier del pequeño demonio con patas de paraguas.

Él podría tomar esa ave y hacer que volará a otra parte lejos de su casa, Duckesa siempre lo picaba y no dejaba que se acercara a su propio hijo. Incluso se adueñó de Sassy y Jimmy, siempre siguiéndolos a todas partes.

Max mira a la pata, sus ojos negros están llenos de odio escondido, juzgando lo en silencio mientras se acicala el buche sobre su pecho, con su hijo a un lado riendo a carcajadas.

Vaya forma de despertar.

Duckesa | chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora