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-¿Hola? ¿Qué pasó amiga? ¿todo bien? -Me despertó el llamado de mi amiga

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-¿Hola? ¿Qué pasó amiga? ¿todo bien? -Me despertó el llamado de mi amiga.

-Amiga, viste que hoy juega River contra Boca. -Habló mi amiga, Sofía.

-Si, ¿qué tiene? -Pregunté mientras revisaba que hora era, las nueve de la mañana, muy temprano para mi gusto.

-Organicé para ir con Rena, ¿viste? -Hizo una pausa y asentí aunque no me viera. -Me acaba de cancelar.

-¿Qué? ¿Por qué? Con lo que te costó conseguir las entradas.

-No sé, no me explicó.

Sofía era hincha de river igual que Renata, habían ido muy pocas veces al Monumental y les emocionaba ir juntas, lo sabíamos todo nuestro grupo de amigas, las últimas semanas se pasaron hablando de eso.

-¿Y? ¿Para qué me despertaste? -Pregunté directa, estaba muriéndome por seguir durmiendo.

-Quería ver si me acompañabas. -Propuso.

-¿Qué? -Me sorprendí. -Amiga, soy bostera, ¿te acordas?

-Pero Brune, sos la única que sabe de fútbol, sabes que no quiero perder la entrada.

Lo pensé, ir a una cancha donde todos odiaban a mi cuadro, a ver un partido que no sería lo mismo vivirlo en la tele que rodeada de gallinas. No era tan malo, ¿o si?

-¿Y? ¿Venís o no? -Volvió hablar mi amiga.

-Voy, pero hagamos una apuesta. -Propuse y Sofía aceptó gustosa. -Si gana Boca, me regalas una hamburguesa y si gana River, te compro una hamburguesa.

-Trato, el partido es a las ocho de la noche, a las cuatro estoy en tu casa.

-Oki, avísame cuando venís. -Nos despedimos y corté la llamada.

Seguía siendo temprano así que seguí durmiendo hasta que sean las once. Al ser esa hora me desperté y hice la rutina de todos los días, desayuné, usé el celular y elegí la ropa que me iba a poner.

Me sorprendió haber tardado tanto en elegir mi outfit, tenía que pensar en pasar desapercibida porque lo que menos quería era que me caguen a piñas.

Almorcé, cada minuto estaba más emocionada, nunca había visto el súper clásico en la cancha, aunque me hubiese gustado por primera vez verlo en La Bombonera, el Monumental no estaba tan mal, además tenía a mi amiga por las dudas.

Faltando dos horas de que me venga a buscar, me bañé y me preparé, había elegido una remera blanca con un short negro y unas zapatillas. Mi amiga me había mandado un mensaje que tenía una campera roja o blanca para prestarme. Deseaba que todo salga bien.

-Hola, pa. -Llamé a mi papá por la emoción.

-Hola, hija, ¿qué pasó? -Preguntó del otro lado del celular.

Sentimientos en la cancha | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora