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Al pasar la entrada después de mostrar nuestras entradas, pudimos sentir la energía, escuchaba miles de cantos en contra de Boca

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Al pasar la entrada después de mostrar nuestras entradas, pudimos sentir la energía, escuchaba miles de cantos en contra de Boca. Buscamos la platea ubicada en el medio del Monumental, veíamos todo, aunque me cueste aceptar, el Monumental era una cancha muy linda.

Mi amiga era una que cantaba con la hinchada. -"Ay che bostero. Vos sos ortiva. Vos sos amigo de la policía". -Cantó en mi oído recibiendo unas puteadas de mi parte.

-Que amarga. -Susurró y volvió a cantar.

Se sentía la adrenalina, escuchaba como puteaban a Boca, yo no hacía nada, me quedé sentada a ver qué sucedía y de vez en cuando alguna risa se me escapaba al escuchar lo que decían. La cancha se iba llenando poco a poco, los lugares a mi lado estaban ocupados, sentí varias miradas en mí, pero intenté ignorarlas, tenía miedo que descubran que soy infiltrada.

Salieron los jugadores a la cancha, Boca se ganó varios silbidos, gritos, entre otros, era un partido picante, este encuentro entraba entre el historial de los mejores súper clásicos del mundo. Los primeros minutos del partido fueron tranquilos, se hacían pases entre ellos boludeando al equipo rival, a la mitad del primer tiempo empezaron los tiros al arco, haciendo el partido más emocionante, aunque ningún tiro al arco cambió el rumbo del partido, la tensión estaba presente. En ninguna momento de lo que iba el partido abrí la boca, a lo sumo para joder a mi amiga, pero no canté ninguna canción. Estaba obligada a saltar o a moverme dependiendo de las canciones si quería pasar desapercibida.

-No saltes, vos perdiste la final más importante de tu vida. -Me habló mi amiga al oído mientras saltábamos. Se refirió a la final de libertadores de dos mil dieciocho, en Madrid.

-Te aseguro que esa no fue la final mas importante de mi vida. -Hablé en su oído y seguí cantando.

-Claro, el cuatro de noviembre de dos mil veintitrés, ¿te suena? -Preguntó con burla. Ese mismo día perdimos la final contra Fluminense, dos a uno, los bosteros estábamos emocionados, todas las coincidencias llevaban a ganar la séptima, pero por errores de jugadores, volvimos de Brasil con las manos vacías.

-Veintiséis de junio de dos mil once, ¿te acordas? -Devolví su pregunta con burla. Ese día River descendió a la B. Empató con Belgrano logrando su descenso.

-No, no me acuerdo. -Habló en mi oído. Era la única forma de hablar, no podíamos arriesgarnos a que nos escuchen.

En el entre tiempo nos sentamos, teníamos hambre así que saqué los chupetines.

-Buena idea. -Sonrío ella para meterse el chupetin en la boca.

-A ver si con esos movimientos te agarras a uno de acá. -Bromeé e imité su acción.

-Da, te vas a la mierda. -Reímos y sacamos fotos, no creíamos lo que estábamos viviendo. Varias de esas fotos la subimos a instagram.

Empezó el segundo tiempo, era mucho más emocionante que el primero, se notaba la superioridad de Boca, se notaba que estaban más enfocados y tenían el dominio de la pelota. A los pocos minutos Benedetto desde fuera del área tiró al arco, marcando un golazo, cambió el rumbo del partido, festejaron los jugadores burlando a River, era imposible ocultar mi sonrisa.

-Lindo tiro, ¿no? -Me giré a mirar a mi amiga con una sonrisa.

-¿Por qué no te matas? -Preguntó con bronca.

-Quedate tranquila, te quedan treinta y dos minutos para sufrir. -Bromeé e intenté ocultar mi sonrisa.

River decaía cada minuto, se sentía la tensión en las gradas, al faltar minutos que termine el partido y notar que River no podía remontar, alguien me toca el hombro.

-¿Me tocaste el hombro? -Pregunté y giré a mirar al chico a mi lado. Era un chico lindo, de ojos azules y estaba acompañado de un chico de rulos.

-Si, ¿qué hace una bostera en el Monumental? -Preguntó en un susurro. Agradecí que lo haya escuchado yo sola, podría haber terminado terrible.

-Viendo a mi equipo ganar, ¿por? -Sonreí, mi instinto fue burlarlo.

-Veamos si la próxima vez que jueguen lo vas a ver ganar. -Sonrío siguiéndome el juego. -Pásame tu instagram y vemos la próxima.

-Me llamó Brunella, por las dudas. -Le pasé mi instagram y me di la vuelta a seguir hablando con mi amiga.

Al terminar el partido salimos del Monumental lo antes posible y caminamos al auto. Siempre pasaban cosas en estos partidos, teníamos que escapar lo antes posible.

Al subirnos al auto y poner música hablé. -La hamburguesa, ¿te acordas?

Mi amiga puteó por lo bajo y habló. -¿Vamos a comer la nueva de Mc donals?

-Dale. -Sonreí. Ganó Boca, me gané un chico y también una hamburguesa.

-Ah, para, ¿que pasó con el chico de la cancha? -Preguntó y yo le expliqué todo, con detalles, habíamos hablado tan bajo que ni mi amiga ni su amigo escucharon.

-Y bueno, pasó eso. -Terminé de explicar y sonó mi celular. -Me empezó a seguir.

-Bueena, máquina. -Aplaudió y volvió a llegar otra notificación. -¿Él devuelta?

-Si, me contestó la historia.

@pipegonzalesotano respondió a tu historia: linda cancha, pero vos estás más linda.

Mi amiga gritó al escuchar lo que me respondió. -¿Qué le vas a responder?

linda cancha, pero vos estás más linda

estaría más linda si fuera la bombonera

no lo creo
visto

-Ya fue, le clavo visto, no me voy a volver tan loca. -Hablé apagando mi celular.

-Mm, si vos decís. -Habló mi amiga para llegar al automc. Pidió nuestras hamburguesas y comimos de camino a casa.

-"Piensa que estoy con otra" -Comencé a cantar.

-"Se pasa oliendo el perfume de mi ropa"

-"Ahogando penas con el whisky a la roca"

-"Por los rumores quedó la relación rota"

-"Me dijo: seré tuya hasta que el corazón se rompa." -Cantamos las dos a los gritos en la puerta de mi casa.

-Gracias por acompañarme. -Me agradeció ella.

-Gracias a vos por invitarme. -Le devolví el agradecimiento y la saludé para entrar a mi casa.

 -Le devolví el agradecimiento y la saludé para entrar a mi casa

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Sentimientos en la cancha | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora