Prólogo

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Ella era todo lo que quería.

El son de su cabello oscuro al caminar, sus iris negras tan magnéticas, esa sonrisa encantadora y la forma tan dulce de ver la vida...

No tardó en calarse en cada parte de mí. Aunque era prohibida, aunque su corazón ya se había muerto por amor. No me interesó.

Pero todo lo hermoso tiene espinas. Ella tenía espinas.
Nuestro amor también las tenía.

Atravesamos todas, no nos importó. Atravesé las suyas aunque me hayan cortado.

Entre rosas y espinas, entre amor y sufrimiento. Entre caricias y sangre...

Lo que si nos importaba eran nuestros ojos, y que siguieran mirándose.

La tomé fuerte de la mano, esperando que no me soltase.

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Entre Rosas y Espinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora