Jungkook
Me maravillé de la belleza de mi dulce chico mientras dormía a mi lado. Me encantaba el maquillaje que usaba porque lo hacía sentir feliz, aunque Yoongi no lo necesitaba. Era naturalmente hermoso, y no solo por fuera. Era la persona más dulce que había conocido y él pensaba lo mismo de mí.
Ese no era un ideal compartido por muchos; la mayoría de la gente miraba mi gran estatura y mis rasgos intimidantes y estaban aterrorizados de mí o me veían como un desafío. Yoongi no; se tomó el tiempo para conocer mi verdadero yo, e incluso me ayudó a descubrir algunas cosas sobre mí.
Lo que otros veían como una personalidad dominante o tendencias fanáticas del control, Yoongi lo vio como la perfección. Necesitaba que lo guiara y dirigiera a lo largo de la vida mientras le ofrecía el tipo de cuidado y amor que solo un papi podía brindarle. Me dio un propósito y una verdadera felicidad por primera vez en mi vida.
Yoongi y yo habíamos vivido juntos y nos habíamos amado durante casi un año, y cada día era mejor que el anterior. No sé cómo había vivido sin él, o lo que había hecho para merecerlo, pero una cosa de la que estaba jodidamente seguro es que nunca lo dejaría ir.
Hace varios meses, en su vigésimo primer cumpleaños, le regalé un collar permanente y Yoongi lo aceptó. Él lo usa todos los días y yo uso la llave como símbolo de nuestro compromiso mutuo. Usarlos le muestra al mundo que estamos unidos el uno al otro como papi y chico, sub y dom, y compañeros por el resto de nuestras vidas. Le dije a Yoongi que me casaría con él en un santiamén y lo decía en serio, pero los títulos oficiales no son importantes para ninguno de los dos. Nos hicimos una promesa de para siempre el uno al otro, y cumplir esa promesa era todo lo que importaba.
Hoy marcaba otro hito especial en nuestra relación; nuestro primer día de San Valentín juntos. Hace tiempo, me hubiera importado una mierda la festividad, pero ahora quería celebrarla al máximo con Yoongi. Tenía todo el día planeado para resaltar todos los aspectos de nuestra relación; algunas actividades de “novio normal” que Yoongi conocía, y algunas sorpresas muy sexys que dejarían salir a jugar a mi dom interior, y que no podía esperar para compartir con él. Pero antes de que pudiéramos disfrutar de algo de eso, mi dulce y dormido chico necesitaba despertar.
—¿Pastelito? —Canturreé, peinando el suave cabello rubio de Yoongi. —¿Estás despierto, dulce chico?
Sus bonitos ojos azules se abrieron y sus labios carnosos se inclinaron en una sonrisa.
—Buenos días, papi. —Yoongi inmediatamente se acurrucó más cerca de mí, acariciando su rostro contra mi pecho peludo.
—Buenos días. Alguien está mimoso hoy. —No es que fuera diferente a cualquier otro día; en las mañanas que mi chico y yo pasábamos juntos, siempre empezábamos el día con una sesión de mimos, que generalmente se convertía en momentos sexys. Sorprendentemente, disfrutaba de ambos por igual. Nunca había sido un mimoso antes de conocer a Yoongi, pero él sacaba mi lado tierno.
—No puedo evitarlo; eres tan cálido y sexy. —Sonreí mientras se hundía más en mi agarre.
—Gracias, dulce chico. —Una parte de mí deseaba poder quedarnos en la cama y acurrucarnos todo el día, pero teníamos tantas cosas maravillosas que hacer. —¿Estás listo para comenzar nuestro día especial?
Yoongi jadeó y levantó la cabeza.
—Casi lo olvido. Feliz día de San Valentín, papi.
—Feliz día de San Valentín. —Le di un suave beso en los labios. —Tengo algo para ti. —Era la primera parte de una serie de sorpresas sexys que había planeado para el día. Me di la vuelta para tomar una pequeña caja de la mesa de noche y la coloqué en sus manos.
