Una visita inesperada.

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"La noche es paz y calma, donde la mente se relaja, y la inspiración llega a ti."

Una frase que el mismísimo Urano, había escrito. Lastima que ahora no se sentía así. Últimamente las noches de Urano eran estresantes, cuando trataba de pintar o hacer arte, simplemente no se sentía inspirado, sentía como si le faltara algo para que su pintura quedara perfecta.

Hace unas horas atrás, a Urano se le ocurrió pintar la noche estrellada, estaba esperando con ansias a qué anochezca. Después de esperar con calma, la noche llegó. No tardó ni media hora para que Urano viera su arte y se sintiera miserable. Su arte no había quedado como él quería, que lamentable. Actualmente, Urano se encontraba sentado en su sillón, tenía ambas manos sobre su sien, mientras sus codos tocaban sus rodillas. Se sentía enojado con él mismo, ¿Qué le estaba pasando?, no sentía inspiración al pintar, eso le estaba empezando a preocupar.

-Mierda, creo que ya perdí la inspiración...- Habló Urano con un tono de voz susurrante. Se levantó del sillón y fue a la cocina por un vaso de agua, estaba sediento. Al terminar de beber el agua, dejó el vaso, y se dirigió al caño para luego abrirlo y lavarse el rostro. -Estoy empezando a cansarme.- Soltó un pesado suspiro.

Cuando estaba a punto de ir a su habitación, escuchó como tocaban el timbre de su casa, confundido miró el reloj que tenía en su muñeca izquierda y vió que eran las 9:00 de la noche. Frunció el ceño y se dirigió a la puerta. Al abrirla pudo ver un rostro conocido, era nada más y nada menos que nuestro querido Saturno.

-Urano, ¿Me extrañaste?- Habló Saturno mientras sonreía levemente, sabía que su llegada no alegraría mucho a Urano, aún así le encantaba molestarlo.

-No. ¿Qué haces aquí?- El ceño fruncido de Urano no abandonaba su rostro, no estaba de humor como para tener una "agradable" charla con Saturno, ni mucho menos para aguantar sus malísimos chistes.

-¿Así es como normalmente tratas a tus invitados?, muy mal Urano, muy mal.- Negó Saturno mientras movía su cabeza de un lado a otro dando signos de negación.

-En primer lugar, tú, no eres mi invitado, tampoco recuerdo haberte pedido que vengas a visitarme.- Urano cruzó sus brazos, estaba empezando a dolerle la cabeza. Saturno lo miro por unos segundos y luego volvió a hablar.

-Tienes razón, yo me invité solito.- Apartó su mirada de Urano y empezó a reír por unos minutos, luego se limpió las pequeñas lágrimas que salían de sus ojos por causa de la risa. Después de que Saturno se calmara, nuevamente miró a Urano y frunció el ceño. Urano ni siquiera se sorprendió por el repentino cambio de humor de Saturno, sabía muy bien como era él, prácticamente ya estaba acostumbrado.

-Bien, ya era hora de que te pongas serio, ahora dime Saturno, ¿A qué viniste?- La mirada de Urano se cruzó con la feroz mirada de Saturno. Solo pasaron unos segundos de tensión para que Saturno vuelva a hablar nuevamente.

-Verás Urano, últimamente he estado escuchando muchos rumores sobre ti.- Habló Saturno. Urano no dijo nada y solo esperó a que Saturno continuara hablando. -Se trata sobre tus pinturas, escuché que ya no te sientes inspirado.- La voz de Saturno sonó muy severa, eso hizo que Urano se estremeciera.

-Solo son rumores, no creas todo lo que dicen las personas.- Habló Urano con una voz gélida. Saturno soltó un suspiro, sabía que Urano le estaba mintiendo.

-Sabes que no me gusta que me mientan, Urano.- Saturno cruzó sus brazos, estaba empezando a desesperarse, el simple hecho de que Urano le mienta lo enojaba tanto.

-Tsk... Está bien, esos rumores son ciertos, pero simplemente es porque necesito tiempo para pensar, en cualquier momento se me pasará.- Urano llevó una de sus manos a su cintura mostrando desinterés, a pesar de que a veces si se preocupaba.

Mi única inspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora