WITCH

RAVEN (1/2)

"Avaloria" era un mundo repleto de criaturas mágicas que vivían en paz y armonía. Sin embargo, de manera misteriosa e inexplicable, este mundo se dividió en dos reinos habitados por criaturas malignas y bondadosas.

Mientras muchos aceptaron la guerra y pasaron por alto la división, un gremio secreto se alzó en medio de la barrera que separaba ambos reinos. En este lugar, criaturas de todas las especies se unieron para luchar contra las fuerzas oscuras que atormentaban ambas tierras, manteniendo su identidad en secreto para evitar ser capturados y encarcelados por desobedecer las leyes que dividían su hogar.

Ambas fronteras susurraban sobre ese gremio como si fuera un mito o una leyenda, pero en el reino de "Spellcrets", hogar de las brujas, vivía una niña que había crecido sin padres. Anhelaba fervientemente escapar de la frontera y unirse a ese gremio del que tanto se murmuraba.

Mientras otras niñas optaban por realizar travesuras o disfrutar de manjares repugnantes, ella ansiaba explorar el reino entero, mas allá de la frontera, al cual le estaba prohibido el acceso. Todas las brujas la despreciaban por no seguir sus tradiciones, o más bien, por haber superado sus niveles de poder. Para ser honestos, poseía la belleza de una reina: cabello rojizo trenzado, ojos azules, piel tan blanca como la nieve y un corazón noble. Ser bruja no encajaba con su estilo, y odiaba haber nacido como tal. Su nombre era Raven.

Raven siempre había sentido curiosidad por conocer el reino de las criaturas bondadosas, especialmente porque su reino de brujas se encontraba junto a la cerca que separaba ambas tierras.

Mientras Raven leía apaciblemente, un grupo de brujas comenzó a molestarla.

"¿Otra vez con tus libros?" le dijo una.

"¿No puedes hacer algo más que leer? Además, ¿qué estás leyendo?" preguntó otra.

Raven nunca fue una bruja dada a pelear, así que les respondió tranquilamente: "Solo es un poco de teología sobre la división de los reinos".

"¡Ay, no! Jajaja, por favor, Raven, a quién le interesa ese tema. Obviamente a nadie", respondió otra.

"A mí me interesa. ¿De verdad no les intriga saber qué hay al otro lado?" preguntó Raven.

"Si tienes tanta curiosidad, ¿por qué no lo averiguas?" dijo una de las brujas tomando su bolsa de libros y arrojándola al otro lado del muro. "Y mejor aún, ¿por qué no te quedas ahí? Jajaja", se burlaron las brujas mientras se alejaban riendo de ella.

Consciente de que esos libros eran lo único que tenía, Raven no dudó en saltar al otro lado. Al aterrizar, se sorprendió al ver que su bolsa ya no estaba, pero escuchó un ligero crujido de rama.

"¿Quién anda ahí?", exclamó una voz masculina infantil.

Ella intentó esconderse, pero luego volvió a escuchar esa voz:

"Ah, no, ni se te ocurra esconderte o huir. Vi cuando saltaste el muro, así que muéstrate y no te pasará nada."

Sin saber qué hacer, se quedó inmóvil. Fue entonces cuando vio salir de entre los arbustos a un niño de su misma edad.

"Vaya, veo que eres solo una niña... y bonita... Me llamo Hansel. ¿Y tú?"

Raven permanecía inmóvil, observando al niño de pies a cabeza. Era bonito, con el cabello alborotado de color castaño y unos ojos morados que llamaban mucho la atención. Notó que él tenía su bolsa.

"Esa bolsa es mía", dijo Raven con voz suave.

El niño volteó a ver la bolsa y felizmente se la devolvió. Raven tomó su bolsa, lista para irse, hasta que el niño la tomó del brazo. "¿No me dirás tu nombre? Yo ya te dije el mío. Solo quiero que seamos amigos", le dijo.