Fate Grand Order: Fragmento de Oro

Capitulo 9

"Lovecraft era jodidamente débil por pensar que esa mierda era espeluznante. Si viera un horror sobrenatural, simplemente lo comprendería".

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Salomón

El cielo sangró.

El cielo sangró y Él no supo por qué.

Literalmente fue un evento de proporciones bíblicas, y la causa se le escapó.

Decir que Salomón estaba furioso era quedarse corto. La ignorancia era algo que Él no disfrutaba, tan acostumbrado estaba a la Clarividencia.

Y entonces, entre las lágrimas, empezaron a surgir cosas en la realidad, cosas que Él nunca antes había visto en su larga vida. Entidades de emoción cruda a las que se les ha dado forma y una voluntad maliciosa de causar daño. Sus fuegos arden con la energía formada a partir del concepto mismo de Cambio, y los resultados de su toque fueron tan aleatorios como ciertamente fascinantes.

Esta era una forma de magia que nunca antes había encontrado, si es que podía llamarse así. Había poca forma en ello, simplemente bolas de energía turbulenta que quemaban el tejido de la realidad tanto como la carne.

Y detrás de todo, había una presencia que Él ni siquiera podía empezar a cuantificar. Una masa que se avecina, observando cómo se desarrollan los acontecimientos.

Lo poco que Salomón pudo discernir nunca permaneció por mucho tiempo. Brazos que eran tentáculos que eran garras. Carne emplumada, escamosa, fractales descendiendo a la eternidad. Innumerables ojos que observaban, brillando con mil colores.

Algunos incluso lo miraron fijamente, observando, esperando, planeando.

Solomon le devolvió la mirada, imperturbable.

Esta cosa, esta tormenta sensible, estaba ligada a su reino. El velo entre los dos lugares resultó dañado, pero sólo lo suficiente para que sus aparentes secuaces se deslizaran por las grietas. El daño causado ya estaba cicatrizando y la lógica se iba reafirmando poco a poco.

Las nubes empezaban a disiparse, aunque lentamente. Y el diluvio de criaturas transdimensionales se había reducido a un flujo constante que ya se estaba debilitando.

Sin embargo, Salomón una vez más encontró que la furia se encendía en su pecho. Todavía no sabía la causa de todo esto, el origen de esta Incursión.

¿Era su visión tan segura como había previsto? ¿Cómo podría serlo cuando se le había escapado algo así? ¿Podría aprovechar la oportunidad para dejar viva a Caldea, ahora que una nueva variable había hecho su presencia?

Su Vista no le mostró nada más que la victoria, pero ¿se podía confiar en eso?

Pero en el futuro más inmediato Él previó...

Salomón tarareó. "Interesante",

una presencia familiar se manifestó ante Él. Barbatos. "Informe sus hallazgos",

"Mi Señor. La naturaleza de las entidades sigue siendo incierta. El interrogatorio del Asesino atado había revelado poca explicación". dijo Barbatos. "Se les conoce como Demonios. Nunca nacidos. Criaturas de una realidad conocida como Immaterium".

Solomon asintió, todavía mirando la multitud de ojos más allá del velo. Era un conocimiento insignificante, pero Él sabía más que antes. Una victoria, aunque sea pequeña.

"Ha habido otro acontecimiento", dijo Barbatos, con curiosas notas de vergüenza tiñendo su tono.

"Dilo", ordenó.