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Cuando comencé con Dan fue como la típica historia de amor.
Me hablaba en los pasillos antes de entrar a clase, almorzábamos juntos. Hasta que llego el día en que me invitaría a una cita.
Se acercó, acomodó su flequillo hacia un costado y me regaló una de sus sonrisas que hacia que sus ojos se achinaran.
Cerré la taquillas y lo miré, sabia lo que me preguntaría y sabia la respuesta.
Guau mi tan impredecible vida.
Por lo que salimos a cenar, y bueno, las cosas siguieron exactamente igual. Cuando digo exactamente igual es literal, aun cuando seguíamos saliendo en todas las citas me hacia los mismos chistes (que nunca me parecieron graciosos) y me recitaba el mismo poema:

"Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito."
Cuando me lo recito por primera vez, estaba convencida de que él era profundo. Ay pobre de mi, Dan es la persona menos profunda que existe. Ni siquiera estoy segura de que alguna vez haya sabido lo que significaba un "dolor infinito".
Sigue repitiéndomelo como si así pudiera hacer nuestras salidas menos monótonas.
Le miro, le sonrió y queda satisfecho.
Siempre creen eso, que me gusta algo cuando en realidad solo finjo amabilidad.
Por eso cuando lo invité a Starbucks, se pidió su café y yo mi extralatte con chocolate ( que resultó un asco, solo lo había pedido por su nombre y porque estaba tan nerviosa que dije lo primero que vi). Y no me saludo con el poema de Neruda sabia que también había algo que el tenía que decirme.
Pensé que debía ser amable con el y decirle algo como que quedáramos como amigos, que su amistad era muy importante y lo demás.
Pero todo se fue a la mierda cuando:
- ¿Como has estado Caty?
-Bien.
Pausa. Tomo un sorbo del extralatte y me arrepiento porque me queda el sabor en la boca. Hago una mueca.
-Oye Dan...
-Tengo que decirte algo. Lin pensaba que teníamos que decírtelo juntos pero ya que pronto te iras a la universidad...
Lo miré confundida.
-¿Cómo sabes que me aceptaron?
- Me dijo Lin.
- ¿Por qué Lin te lo contaría?
Se rascó nervioso la nuca y comprendí antes de que las palabras y salieran de su boca.
- Lin y yo nos hemos estado viendo...
- ¡Con mi hermana Dan!
Me reí como histérica.
Me levante de la mesa, haciendo que el extralatte cayera sobre mis vaqueros quemándome con la estupida bebida.
- ¿Desde cuando me engañas?, Idiota.
Estos eran los escasos momentos en la que mi verdadera yo salía.
- Caitlyn nos están mirando...
- ¡¿Desde cuándo?
Le grité más fuerte, las personas ya nos comenzaban a ver raro.
- Desde hace unos meses.
-¡Vete a la mierda tu y Linsey!
Comencé a caminar hacia la puerta, con todas las miradas puestas en mí, me di media vuelta y le grité:
- Y cámbiale el estupido nombre a ese equipo de perdedores.
...
No pensaba llorar, de todas formas quería terminar con él desde que me recito el poema por tercera vez.
No me gustaba su olor a limón, ni cuando me decía Caty, ni cuando me llevaba a su casa por las noches. Bueno eso no era totalmente desagradable pero no es lo que va al tema.
Me dolía más el orgullo que el corazón. Eso demuestra mas que nada que nunca lo quise y lo que empezó como una simple atracción así quedó.
Tomé mi móvil y llamé a Megan.
-Hola, hola.
Me respondió con voz cantarina.
- Me. Engaño. Con. Linsey.
-Lo sabía, es una total perra. Siempre te lo dije Cat.
- Es mi hermana se supone que tenemos un código con estar con el novio de la otra.
- Por lo menos en unos días te vas de aquí, yo la tendré que soportar dos años más. Créeme con Logan le haremos la vida imposible.
Ya me la imaginaba, sentada en su cama con su laptop en sus piernas escribiendo un plan para la próxima broma pesada que le haría a mi hermana con nuestro mejor amigo Logan.
- Necesitaré tinte verde y un poco de...
- No Megan, nada de bromas. Me iré a la universidad esto tiene que parar. Linsey cometió un error, tarde o temprano la tendré que perdonar.
- Ya lo sé pero a mi me faltan dos años para ir y no es mi hermana. Esa perra tiene que sufrir.
- No Megan.
-Se que te mueres por hacerlo, pero tienes miedo. Y eres demasiado buena.
Murmuró entre dientes.
- ¿ Me iras a despedir mañana?
- Claro, allí le podré tirar algún ....
-¡Megan!
- Era broma, era broma. Le avisaré a Logan.
- Si, estoy segura.
Le dije sonriendo.
- Oye ¿qué insinúas?
Y le corté riéndome.

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