3

608 92 16
                                    

En el próximo mes se celebrará una fiesta en el jardín de la Emperatriz por su vigésimo noveno cumpleaños.

El palacio de la Emperatriz se encuentra ajetreado con toda la actividad que significa organizar una fiesta al aire libre. Su madre se encuentra extasiada de que la invitación extendida al Emperador, quien era un hombre sumamente ocupado, hubiera sido aceptada con su asistencia confirmada al igual que la extendida hacia la Emperatriz viuda.

Algunos generales de alto rango y sus familias están invitados al igual que algunos nobles extranjeros que para la fecha se encontrarían en un comitiva de visita por motivos políticos. El evento pintaba a ser igual de importante que las fiestas ofrecidas dos veces al año por el Emperador y sus generales, pero no era para menos cuando se trataba de la fiesta de la Emperatriz.

—Sarada querida, tu padre ha enviado esto especialmente para ti —.Su madre pide con un movimiento de sus manos a sus damas de compañia que acerquen el cofre que había sido ese día traído por los eunucos del Emperador.

Sarada lo recibe en su regazo, y luego de un movimiento de su madre dándole permiso de abrirlo ella lo hace. Una orquilla de rubíes y plata igual a la que usaba su padre en sus pinturas de príncipe heredero es el artefacto que había sido enviado para ella.

—Quiero que lo uses en la fiesta del jardín. Nos sentaremos junto a tu padre por lo que también tendrás que usar el kimono que la Emperatriz viuda te dio en tu último cumpleaños.

Su madre se había vuelto complaciente y una mujer más tranquila desde que a sus oídos llegaron que su padre la había nombrado su heredera a pesar del nacimiento de Hideki frente a todos.

Ahora con su posición como madre de la heredera, Sakura podía verse libre de las preocupaciones que le causaban que la ahora consorte noble Hinata ascendiera como Emperatriz al poder dar a luz a un hijo varón.

A pesar de que Hinata ahora era considerada una consorte imperial por su sangre noble, su rango seguía estando por debajo de la jerarquía de lo que suponía ser la Emperatriz. Su madre claramente usó estas ventajas, y decidió no extender una invitación a la consorte aduciendo que aún se encontraba delicada por el parto.

Incluso había designado un eunuco para que controlará sus movimientos restringiendo así sus visitas al Palacio de Cristal. Las únicas veces que pudo ver a Hinata de lejos fue cuando ella salía de sus aposentos y caminaba por su jardín con el pequeño Hideki en sus brazos y sus damas por detrás.

—Si madre —contesta obediente—Si eso es todo, pido poder retirarme a mis estudios del día.

Sakura asiente gustosa a su pedido recordándole que la esperaba para la hora de la cena con su comida favorita. Estas nuevas atenciones y mimos se habían vuelto el pan de cada día no solo por parte de su madre si no también de todos los que se encargaban del palacio interior.

Sarada estaba segura que la Emperatriz Viuda sería más complaciente y amable con ella que la última vez que la vió. A pesar de querer estar agradecida con Hinata por apoyarla en su derecho de sangre a costa de su propio hijo, Sarada todavía conservaba sus dudas.

Después de todo, ¿Qué madre no quería que su hijo gobernara en el trono?

.
.
.
.


Hinata no puede evitar rodar los ojos cuando Tenten le quita los platillos de sus manos.

—Por favor consorte Hinata, debo probarlos primero antes que usted para evitar otro intento de envenenamiento.

Tenten tenía un punto más que razonable, pero Hinata no podía evitar seguir sintiéndose incómoda de los protocolos del palacio.

—Ya no estoy embarazada y después del decreto de su Majestad dudo que vuelva a ser blanco de algún atentado.

Hinata juega con Hideki en su regazo. Su bebé era un niño regordete que sonreía con todo y lloraba cuando no le daba de su pecho cuando estaba hambriento. Sus damas habían insistido en que consiguieran una nodriza para su hijo, pero ella se había negado queriendo hacer todo por si sola con su crianza. Esto había provocado que sus damas se volvieran más que cautelosas con lo que consumía para que su leche no enfermara a Hideki, por lo cual la hora de la comida siempre era un torbellino desde la perspectiva de Hinata.

—Tus suposiciones querida me hacen pensar que eres o muy ingenua o muy segura de tu protección aquí dentro.

Todos en la habitación reverencia cuando el Emperador entra en sus aposentos. Era algo habitual que Sasuke la visitará fuera de sus vistas nocturnas; Hinata podía asegurar con convicción que el hombre se encontraba encantado con su hijo por lo que habitualmente se escapaba de sus deberes pare venir hasta el Palacio de Cristal.

Como es habitual todos abandonan la habitación, no sin antes que Tenten pruebe todas sus comidas y de su visto bueno para que pueda ser consumido incluso con los platos que fueron traídos especialmente para Sasuke.

Cuando están solos pueden permitirse comportarse un poco menos rígidos y educados que de costumbre. A Sasuke le gusta tomar a Hideki en sus manos y hacerlo jugar. Le ha dicho que le recuerda a Sarada cuando era bebé, Hinata adora cuando el cariño que Sasuke siente por sus dos hijos se refleja en sus ojos.

—Quisiera poder sentir calma en mi propio hogar a la hora de la comida. Entiendo que fui imprudente, espero perdones mi ingenuidad su Majestad.

A Sasuke le crispa uno de sus ojos. Muchas veces le había insistido que lo volviera a llamar Sasuke cuando estaban juntos, pero la educación de Hinata no le permitía ser tan informal con él después de que fuera ascendido como príncipe heredero.

—Es por eso que vine aquí además de querer visitarlos a ambos -dice Sasuke mientras rebota a Hideki en su rodilla haciendolo soltar una carcajada aguda— Lamento tener que decirte que necesito reforzar tu seguridad y la de nuestro hijo en los siguientes meses, pero mucha gente entrará al palacio interior por el cumpleaños de la Emperatriz.

Hinata lo mira confundida.— ¿Habrá una celebración?

Asiente—. Sakura ha decidió no invitarte para cuidar de tu salud después del parto. Su decisión me mantiene tranquilo de tenerte a salvo del banquete del jardín.

Los cumpleaños de la Emperatriz por lo general eran fiestas de té con las mujeres nobles del palacio exterior; Hinata sabe aunque Sasuke no se lo diga que este cumpleaños será una forma de exponer su éxito en ubicar a su hija como la heredera de la nación ante los demás nobles y generales.

Aún es incómodo ser vista como la amante preferida del Emperador por sus múltiples visitas nocturnas que rivalizaban con las escasas visitas que Sasuke daba a Sakura solo en eventos oficiales o de carácter político. Hinata sabía que Sasuke tal vez estaba preocupado de su reacción de ser no invitada por la Emperatriz a pesar de ahora ser ahora una consorte, por lo cual ella le restó importancia a sus preocupaciones acariciando una de las mejillas de su hijo mientras que con la otra tomaba su mano.

–Presiento que tiene algo más que decirme, puedes hacerlo.

Sasuke suelta su aliento cansadi mientras la mira directamente a los ojos—. Tu familia está en la lista de invitados, tu hermanastro y hermanastra junto a tu padre han confirmado su asistencia.

La ConcubinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora