Capítulo IV

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- Eso es absurdo, ¿cómo puede pensar que el señor Villarreal haría algo en contra de su propio padre? preguntó Alejandra a los dos detectives que la escuchaban en la oficina de Max mientras lo esperaban.

- No estamos creando hechos señorita Guillén, tenemos una nota de servicio para el mantenimiento del automóvil del señor Augusto Villarreal, firmada por su hijo Maximiliano Villarreal.

- Eso es imposible, el mismo señor Augusto se ocupaba de estos asuntos. Él me habría dicho algo, me habría pedido otro coche. ¿Puedo ver esa nota?

- Sí, claro. Si le recuerda algo. El investigador más alto, el del mostacho espeso, le entregó una copia de la nota.

- Él no firmó esa nota. No pudo haberla firmado en este momento.

- Conoces el paradero de tu nuevo jefe incluso antes de trabajar para él. Eso es nuevo para mí. Se burló el policía más joven con una sonrisa que a Alejandra no le gustaba.

- Estaba en el cementerio, era el aniversario de la muerte de su madrastra Luciana. Era amiga mía, lo vi dejando flores y se quedó un rato. Tomé una foto para su hermano, el Sr. Augusto no la visitaba en esa fecha y Otávio estaba fuera de la ciudad. Podrían no haber estado muy unidos, pero eran familia.

- Envíenos una copia de la foto, fecha y hora. Necesitamos confirmar cuánto tiempo estuvo allí el señor Maximiliano. - El hombre mayor dijo - ¿Se puede saber por la letra si la firma es suya?

- Parece mucho. Aunque llevo poco tiempo trabajando para estar seguro...
- ¿Qué?
- La firma de esta nota de servicio está inclinada hacia la derecha, lo que me recuerda a la firma del señor Augusto, que era diestro, pero si coges esa carpeta de la mesa y la comparas, la letra del señor Maximiliano está inclinada hacia la izquierda porque es zurdo. Así que no estaría seguro de si realmente lo escribió él.
- Usted parece haber estado muy cerca de la familia Villarreal. Más que un simple empleado.
- He trabajado aquí durante diecisiete años y como secretaria, sí, estaba muy unida a la familia. Augusto y Luciana eran mis amigos, así tiene razón, investigador, no era una simple funcionaria. Y más que usted, me gustaría saber qué le pasó a mi amigo. - La puerta se abrió, el rostro de Max estaba cerrado como cuando lo conoció, Alejandra se puso de pie - Si no tiene más preguntas, conseguiré lo que quieren.
- Puede retirarse, señorita Guillén. Gracias por su colaboración.
Intercambiando una rápida mirada con Max, supo que la policía sería más dura con él, lo estaban poniendo en el primer lugar de la lista de sospechosos; cerrando la puerta tras de sí, volviendo a su escritorio, le proporcionó los documentos y registros que la policía había solicitado.

- ¿Estás bien? preguntó Estela acercándose al lado de su amiga.
- Sí, estoy bien. Ricardo te lo ha dicho, ¿no?
- Sí, pero aunque no lo hubiera hecho, ese es el único asunto que hay hoy aquí. Ricardo también está hablando con la policía, creo que van a intentar pasar por la empresa.
- No lo creo, no hay causa probable. Pero no me gusta la forma en que lo están haciendo. No me gustaron las suposiciones sobre el Sr. Maximiliano.
- No era un secreto que él y su padre no se llevaban bien, todos sabían que a pesar de su buena relación con Otávio, los dos tenían el menor contacto posible.
- Yo sé eso. Y creo que independientemente de su madre, Augusto debería haber sido mejor, Maximiliano no tuvo la culpa de venir al mundo.
- Pero fue el que más ganó con el accidente. Ahora toda la empresa Villarreal le pertenece.
- Sinceramente, no creo que él lo quisiera, no es de los que les gusta sentarse detrás de un escritorio.
- Para alguien que hasta ayer decía que él la volvía loca, acompañarlo a la fiesta parece haber cambiado su percepción de él.
- Sigue siendo capaz de volverme loca, pero también lo he conocido un poco más y Maximiliano tiene sus cualidades.
- ¿Qué cualidades? ¿Qué has descubierto de él?
- Lo siento, pero el código de jefes y secretarias me prohíbe revelar esta información. Bromeó, haciendo que su amiga hiciera una mueca y riese.
- Tu aguafiestas.

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