Capitulo VII: A este punto no se puede volver atrás

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Día siguiente

06:30 a.m.

Departamento de Amanda

La alarma de un celular empezó a sonar ascendiendo el volumen cada vez más fuerte por las paredes de la habitación, unos ojos azules se abrieron lentamente y una mano perdida entre las sabanas buscaba el celular para que parara ese sonido que sacó a Amanda de un profundo sueño, un profundo sueño que no había tenido en mucho tiempo. Tratando de reaccionar y encontrar el aparato la alarma cesó de la nada; parpadeando un par de veces vio a una sombra alejarse de la habitación aparentemente con cautela. Se sentó y se estiró sin darse cuenta de las marcas de chupetones, mordidas y rasguños que en su cuerpo desnudo se notaban bastante; Rollins envolvió una sabana en su cuerpo y se dirigió fuera de su habitación hacia la cocina pues un olor bastante tentador provenía de ahí, caminando con pasos lentos vio a Olivia preparando el desayuno y notó que traía ropa distinta a la de el día anterior, un pantalón negro y una blusa blanca de tirantes era lo que llevaba puesto, su cabello lo sostenía una coleta mal echa y en su piel tenía las marcas parecidas a las de Amanda pero eran mucho menos en cuestión numérica a las de la rubia. Al ver a la mujer mayor con marcas en su cuello y pecho (que era lo que Rollins podía alcanzar a ver) dio un vistazo a su pecho y brazos, tenía más ella que Olivia y estaban más marcadas. Sonrió con sarcasmo, la culpa surgió en ella al recordar lo que había pasado la noche anterior torturándola.

-Ya despertaste- La voz de Olivia sacó a Amanda de trance.

-Si...- Murmuró Amanda dirigiendo su mirada a la mujer mayor con un leve sonrojo en sus mejillas.

-¿Dormiste bien?- Apagó la lumbre de la estufa.

-Si...-

-Ya casi está el desayuno- Miro con seriedad a la joven -¿Tienes hambre?-

-...- Amanda asintió con la cabeza, estaba nerviosa, tímida y un nudo en la garganta tenía.

-Bien- Volteó la mirada a la estufa.

Amanda se dirigió a una mesa no muy grande, para tres o cuatro personas, tomó un asiento y se sentó, el día anterior no había comido ni cenado solo tomaba café y tenía hambre, el olor de los Hot Cakes que preparaba Olivia hacía que se le hiciera agua la boca. Liv llego con un plato de tres hot cakes uno encima del otro con miel de maple y un pequeño trozo de mantequilla derritiéndose encima con lentitud; al colocar Olivia el plato frente a ella sus ojos brillaron, parecía una niña pequeña, una niña pequeña que en sus manos tenía el corazón de alguien perdidamente enamorado de ella; sus ojos eran tan "lindos" que le provocaban ternura a la sargento que a su tiempo le daba cubiertos a su amada para que desayunara.

La sargento veía a la mujer joven desayunar, suspiró y caminó al sofá, allí había ropa suya: una blusa gris, un saco azul rey, una gabardina de un tono más oscuro y una bufanda negra lo bastante gruesa, tomó un momento para ponerse la ropa, pudo hacer todo lo posible par ocultar la evidencia de esa noche de pasión. Amanda la miraba discretamente recordando ese cuerpo desnudo, esa piel, esa pasión que se había reflejado en su rostro... Todo. Olivia no quería mirarla, haber visto a Amanda mientras dormía fue hermosamente torturante que no creía poder dirigirle la mirada otra vez.

-Fuiste por ropa... ¿Por qué regresaste?- Preguntó la rubia con la mirada baja.

-...- Suspiró -Te la debo- Deslizó sus manos por su cabello y deshizo la coleta.

Amanda se levantó de su asiento y caminó hasta quedar frente a Olivia quien volteaba su mirada para no verla, Rollins trataba de hallar los ojos de Liv pero se negaban a verla, la seriedad y la frialdad de la mujer lastimaban a la joven rubia que se estaba enfadando, se encontraba al punto de querer llorar, apretó sus puños y de dio una bofetada, Benson agarró con fuerza la muñeca de la mano que la golpeó, Amanda se enfadó aún más sin darse cuentas lágrimas caían involuntariamente por sus mejillas; la mujer mayor la jaló hacía a ella y la abrazó.

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