Capítulo II: Los niños siempre dicen la verdad

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"...Y en otras noticias, ayer a las 09:30 p.m. llego una llamada al  911 echa por una niña de unos 4-5 años de edad, todo empezó cuando la pequeña niña escuchó a sus padres pelear a gritos, luego, según los informes, el hombre agredió a su esposa azotándola contra la pared y así con varios muebles de la sala de estar, la mujer quedó inconsciente, el hombre la desnudó, la amordazó, violó y asesinó dejando a la pobr—..."

-¿Qué no tienen otra cosa mejor que hacer?- Dijo el detective Finn apagando el televisor de la unidad.

-Es su trabajo- Respondió Amaro sentado en una silla a un lado de su compañero.

-No sabía que apoyas a los reporteros Nick- Rollins se colocó detrás del detective Amaro y apoyó una de sus manos el el hombro de Nick.

-No, sólo digo la verdad- Dijo Amaro tomando la mano de Rollins.

-Entonces dices que es la culpa de Liv- Decía Finn mientras tomaba una silla para sentarse.

-¡Claro que no!- Respondió a la defensiva.

-Hablando de Liv, ¿alguién la a visto?, ya son las 09:15 a.m. y no se ha aparecido por aquí- Dijo Rollins con un tono triste.

-No parecía la misma- Respondió Finn.

-¿Le habrá pasado algo?- Dijo Nick preocupado.

-No lo sé pero me preocupa- Rollins susurró, sintió una opresión en su pecho, un nudo en la garganta y varias preguntas llenaban sus pensamientos, parecía que el hablar de que algo le pasaba a Oliva le dolía.

El silencio los acabó...

Una silueta apareció en la sala, su aura era oscura, depresiva, la mirada de esta silueta quemaba la espalda de los detectives en especial a Amaro y a Rollins, se sentían incomodos, el silencio ahogaba, esa mirada quemaba, los tres detectives sentían que morían... Esa aura oscura era la sargento Benson, no se veía para nada bien, sus ojos cafés estaban tan oscurecidos al punto de parecer que eran negros y eran rodeados por ojeras muy oscurecidas, quizás era su maquillaje corrido, se notaba que no había dormido la noche anterior, su cabello era un desorden además de que poseía la misma ropa de la noche anterior... Sostenía un café cargado con la mano derecha y con el antebrazo izquierdo sostenía una gabardina negra.

No parecía ella.

Lanzó la gabardina a la mesa que estaba frente a los detectives provocándoles un susto, los detectives voltearon a verla y se sorprendieron al ver su apariencia, nadie la había visto así a excepción de Finn, era la misma mirada que tenia cuando Elliot se había ido de la unidad, algo estaba mal con Olivia y Finn lo sabía, sabía que los demonios de Olivia Benson volvían a la luz e iban ganando la batalla.

-¿Dónde está la niña?- La voz ronca de la sargento rompió el silencio entre los cuatro.

-Esta dormida dormida en el sillón de la sala de interrogatorio- Respondió Amaro, la mirada de Olivia era tal que lo hacia querer salir de ahí.

-Bien... Hablen con los vecinos, quiero saber si escucharon los gritos, el porque ellos no hablaron al 911, si la niña tiene familia con quien quedarse, los nombres de los amigos de los padres y si sabían que era la problemática entre los dos, lo quiero saber todo- Seguía mirando a Amaro con una mirada que lo mataba en ese mismo instante.

-Olivia, ¿te encuentras bien?- Preguntó Finn.

-Sí, si estoy bien... Ahora tu y Amaro vayan- Los dos detectives varones se fueron, se podría decir que querían huir lo más rápido posible de Olivia.

-Iré a hacer mi papeleo sargento, con permiso- La detective rubia le dio la espalda a la sargento morena y se dirigió a su escritorio.

-Propio...- La mujer morena tomó su gabardina y bebió un trago amargo de su cafe, mientras la mujer menor caminaba la sargento no podía evitar mirar las curvas de su detective y la forma en que venía vestida. Cuando estaban a punto de cruzar miradas la sargento se retiró de aquella pequeña sala.

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