Esto no es sólo una historia de amor. Es de amistad, de compañerismo, y de justicia.
Madrid, 2001. Álvaro es un estudiante universitario que sigue el camino correcto. Va a clase, estudia y aspira a ser un gran profesional en política. Debería ser fe...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Paul:
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV: Álvaro — ¿Qué creéis que es la justicia?
Estoy en clase, y el calor que entra por la ventana hace que concentrarme se complique. Hoy no he echado ojo por ello y tengo sueño. El aire acondicionado ha dejado de funcionar desde hace días, y la única solución que tenemos es pegarnos al exterior como si el calor de fuera no fuera aún peor que el de dentro.
— ¿Álvaro? — pregunta el profesor, ahora dirigiéndose directamente a mí.
Proceso su pregunta e intento fingir que estoy totalmente presente y atento (cosa que obviamente, no está ocurriendo) Pienso en la palabra justicia, y solo se me viene lo estudiado anteriormente.
— Justicia es... — empiezo, y recupero lo memorizado — según la Real Academia Española, viene del latín, Justitia. «Principio moral que lleva a determinar que todos deben vivir honestamente. » Eso es.
La clase sigue en total silencio, y pienso que estoy en lo correcto, porque nadie parece querer rebatir.
El profesor parece, sin embargo, pensativo.
— Está bien memorizar las cosas — dice — .Pero me gustaría que respondieras más de manera personal. Puede que haya formulado mal la pregunta. ¿Qué es para ti la justicia?
En esta ocasión, mi mente se queda en blanco. No quiero que aprecie mi confusión, porque necesito ese sobresaliente en la materia, pero la pregunta me pilla desprovisto.
— ¿Acaso importa lo que signifique la justicia para nosotros? — contesta mi compañero de al lado en vez de yo. Le lanzo una mirada de gratitud.
El profesor desplaza su atención al susodicho.
— Juan José te llamas, ¿no es así?
— Sí, profesor— . contesta rotundamente.
— Me gustaría, como estudiantes de ciencias políticas, que formarais opiniones de todo lo que os rodea. Estamos en una nueva era, de tecnología, de modas, de nuevos movimientos. Debéis aprender de los libros, claro está, pero en el día de mañana tendréis que aprender a usar ordenadores, a hablar por los teléfonos, ¿y quién sabe qué más? Así que por favor, — se detiene un momento —. ¿Alguien de esta clase podría contestar a mi pregunta?
