Un oscuro secreto puede arruinar hasta el más feliz de los matrimonios
Sino te gustan este tipo de historias mejor no leas
Algunos de loa personajes no me pertenecen creditos a su autor
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Alexander estaba fuera del baño esperando a su esposo, ya que este se estaba haciendo una prueba de embarazo. Él ya conocía el resultado de esta, pero tenía presente que para su esposo sería un golpe muy duró al ver que había salido.
La puerta del baño se abrió y vio a su rubio salir cabizbajo.
—¿Qué salió Nene? —preguntó. Era imbécil preguntar cuándo la conocía perfectamente.
—Negativo —soñoró el ojiazul con el test en la mano—. ¿Por qué no puedo quedar en estado, Alex? —le mostró sus ojos llenos de lágrimas; eso terminó por romper el corazón del pelinegro.
Su pecho le comenzó a quemar, el aire le estaba faltando. La maldición ahora no podía tener un ataque de asma. Henry se asustó al ver a su esposo respirar agitadamente.
-- Cari -- arrojó la prueba al suelo y corrió hacia su esposo. El pelinegro sacó su inhalador del bolsillo para llevárselo a la boca. Sabía que el procedimiento había padecido de asma desde que era niño. — ¿Te sientes mejor?
-- Sí ... Amor — habló con algo de dificultad—. Perdón por eso, tú, triste por lo negativo de la prueba, y yo sufro un maldito ataque.
-- No, amor, no debes pedir perdón por eso — tomó su mano y lo guió a la cama—. Pero me pone triste no tener un hijo, a veces creo que la vida me está castigando, por algo que hice — bajó la mirada.
—No digas eso, Baby — rogó Alex. Nunca le ha gustado escuchar a Henry hablar así, lo hace sentir más culpable.
—Me siento inútil a no poder darte un hijo, amor — abrazo a su esposo—. Miró a nuestros amigos y todos tienen varios hijos o al menos uno. Nosotros, que tenemos 7 años casados, nada, no sirvo ni para quedar embarazados.
-- No digas eso, Bebe, tú no tienes la culpa de nada, ¿entiendes? Tú no tienes la culpa —dijo besando su frente.
-Entonces, ¿qué está pasando? ¿Por qué no quedo embarazado? —preguntó entre sollozos.
—Quizás aún no es el momento, quizás más adelante suceda —dijo. Henry no respondió, solo se limitó a abrazarlo con fuerza hasta que cayó rendido en sus brazos.
Alex lo acomodó en la cama y lo cubrió con las cobijas. Siempre era difícil para él consolar a su castaño cuando veía que las pruebas salían negativas, ojalá pudiera decirle la verdad, pero estaba seguro de que Henry no lo perdonaría nunca y no quería perder a su esposo. Lo amaba, lo había conocido luego de la dolorosa ruptura que tuvo con su antigua novia, la cual lo había engañado desde que se hicieron novios y fueron 5 años. La excusa de ella fue que su enfermedad le daba demasiados límites, ya que según ella no podía hacer cosas que hacían los típicos novios y él, como idiota, se lo creyó.
Pero todo cambió cuando conoció a Henry, él le hizo ver que su enfermedad no era una limitación y podía hacer las cosas de manera normal, solo tomando las medidas necesarias. Él había cambiado su vida completamente...
