Crecimiento

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Luego del acontecimiento algo traumático para el pequeño Omega de 4 años, este vivió solo en la gran recamara, al abrir el pergamino que le entrego el tercero perdió los recuerdos que tenia con Chihiro, no la olvido del todo, tenía en claro que alguien lo cuido, pero no recordaba su nombre ni mucho menos su apariencia.

Pero aquel pergamino que le dieron le dió algunos conocimientos muy específicos respecto a su casta, todo conocimiento acerca de los omegas y sus características, necesidades, apariencias y modo de vivir; Naruto tenía en cuenta cual era su casta.

Ya habían pasado seis meses, el rubio aprendió a vivir solo y de vez en cuando el tercero lo visitaba, le llevaba alguna despensa que el no podía hacer debido a la situación de la aldea y a su corta edad, fue aseado en el ámbito de limpieza, más no en su consumo saludable, cada que podía se compraba un bote de ramen instantáneo, la vez que fue al mercado le lanzaron frutas y verduras podridas, gritándole que el era un monstruo. Fue difícil para el todo eso, pero aprendió a cuidarse a su corta edad, eso y la ayuda de un misterioso ambu que rondaba su vivienda y le llevaba algunos artículos y despensa.

Ya dos años después, Naruto ahora había cumplido 6 años de edad, dejando ya de ser un cachorro pequeño, aún necesitaba de la protección de una madre pero por desgracia de la vida no la tenía buenos términos, por ahora vivía tranquilo, tenía alimentos ( ramen instantáneo) y su hogar tenía los artículos necesarios para mantener limpia y estable su zona de confort, pero había un problema.

Su nido.

Desde que tiene memoria aquel nido a estado ahí, según el pergamino y la persona que relata toda su corta vida, aquel nido a estado ahí desde que nació, prácticamente creció dentro del nido, pero ahora ya a pasado 6 años y era más que obvio que su nido necesita ser restaurado, necesita nuevo relleno, nuevas sábanas, nuevo calor y comodidad.

Ya no se sentía suave, la paja que daba relleno al colchón y la lana se estaban saliendo de las frazadas, ya no era cómoda, sino molesta, por eso el pequeño Omega rubio se disponía a conseguir todo lo necesario para crearse un nuevo nido, según el pergamino, era natural que quiera crearse un nido y dormir en el, los nidos no solo se pueden utilizar en el momento de una dulce espera o en la ausencia de su compañero, también puede ser un arrullo y protección para su Omega interno, un lugar en el cual se sientan en paz.

Naruto leyó atentamente aquel párrafo dónde explica cómo crearse un nido, hecho esto tomo un bolso algo grande y salió de su hogar, rumbo al bosque, rezando no encontrarse con ningún aldeano que le hiciera daño.

Una vez en el bosque, en lo más profundo y asegurándose de que no hubiera nadie realizó lo que estaba escrito en el pergamino, cerrando sus ojos azules y en calma escucho todo a su alrededor, escucho a la naturaleza, el trinar de los pajaritos, el canto del viento y de como acariciaba su piel y cabello, escuchaba las voces del bosque, su canto, escuchaba las hojas moverse y los árboles respirar, escuchaba las ramas moviéndose por algún animal y otras quebrándose, escucho todo y eso le relajo.

Entonces sucedió lo que había leído, su instinto le hablaba, su Omega interno dictaba lo que tenía que hacer, abrió los ojos y lo primero que busco fue el nido de algún pájaro, frente a sus ojos lo encontró, estaba en la cima de un árbol de gran altura, con agilidad subió, ni el mismo supo cómo lo hizo, subio hasta llegar a su objetivo, muy discreto observo el nido, como estaba formando, luego de mirar por unos largos minutos se bajó del árbol, dirigiéndose a donde su instinto dictaba.

Durante el camino recolectó hojas verdes y secas, algunas ramas largas y cortas, al igual que algunas plumas que se les habían caído a los pájaros, asegurándose que no fueran puntiagudas, puso todo eso en su bolso y se fue del bosque, agradeciendo a este por ayudarlo en recolectar lo necesario, con una gran sonrisa se fue corriendo de ahí rumbo a la granja más cerca del bosque, feliz de poder recrear su nido, su lugar seguro.

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