La clase con el profesor Jauregui fue la última que compartieron ese día. Después, sólo se la vió en los pasillos, mientras fingía no verla al pasar. Pero a Dove nunca le importó disimular. Posó sus ojos en ella como si de un tesoro se tratase. Le pareció extraño que sus amigas, nuevamente, no lo notaran.

¿Acaso vivían en otro mundo?

Y ahí estaban, las dos en el pasillo, observándose de lejos mientras las otras tres chicas hablaban de una fiesta, pero a ella no le importaba.

Dove quitó su vista de encima al ver que Alex, el capitán de baloncesto, tiró a un niño al suelo.

—¡Eso te mereces por ser un perdedor!–gritó como un rey entre risas.

La de cabello oscuro guardó sus cosas en el casillero y ayudó al niño a levantarse.

—Otra vez esta zorra–Habló el mano derecha del capitán, Christian.

Al terminar de ayudarlo, se sacudió las manos tranquilamente y tomó al amigo de Alex del cuello, estrellándolo contra el casillero.
Él intentó liberarse utilizando sus manos, pero ella las tomó las torció. Eso lo dejaría sin jugar dos semanas como mínimo. Su grito de dolor fue tan alto, que molestó a Dove y en un quejido le hizo tragarse su propia chaqueta para no oírlo.

—¿No te ha dicho tu amigo que no me agradan los hombres machistas?

Todo fue tan rápido que el equipo tardó en reaccionar.

—Oye, chica nueva, ya déjalo–habló Alex molesto. El resto se quedó quieto. Si su capitán no reaccionaba, ellos tampoco.

El chico alto y rubio pudo observar -tarde- que ella había lastimado sus muñecas.

—¿¡Qué has hecho, maldita puta!?–intentó alcanzarla para lastimarla, con los puños ya cerrados por la furia, pero fue rápida al reaccionar y tomó la pelota que el herido había dejado caer, arrojándola a su rostro y haciéndolo que su cuerpo choque contra el suelo. El golpe fue tan fuerte, que lo dejó inconsciente unos pocos minutos.

El equipo fue en su contra para defender a su amado capitán, pero Dove era reflejos rápidos y al primero que se le acercó con el puño cerrado directo a su cara, lo tomó y pasó por debajo de su brazo, dejándole un golpe de rodilla en el estómago, por lo que cayó al lado de Alex.

A los otros dos que venían corriendo hacia ella, les arrojó a Christian encima de manera horizontal, sujetándolo de las piernas y torso, utilizándolo como arma de defensa.

En menos de diez minutos, estaban todos en el suelo y rendidos ante los pies de Dove Cameron.

Alex ya estaba reaccionando, mientras Christian seguía sufriendo por sus manos torcidas. El chico golpeado en el estómago, aún recuperaba el aliento e intentaba levantarse. Los otros dos restantes se habían quedado débiles luego de que usaran a su amigo de arma.

—¿Quién te crees que eres?–preguntó Alex escupiendo sangre.

Dove los miraba desde arriba.

—¿Qué harás al respecto, líder nato?–preguntó con tono sarcástico.

—Te acusaré con el director y con mi padre, estúpida perra–amenazó enojado, por lo que Dove sólo rió alto.

—¿Me acusarás? ¿El capitán de baloncesto, con delirios de rey de los pasillos y sumamente machista, me acusará?–negó con la cabeza mientras sonreía—. Sólo demuestras que eres débil ante mí.

FAKE || DOFIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora