DÍA 3. LAS CICATRICES NO DESAPARECEN A PESAR DEL TIEMPO.

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Cumpleaños de Boruto|Cicatriz|Chaqueta

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Hoy era cumpleaños de Boruto Uzumaki, ella lo sabía, pero parecía que sólo ella era consciente de eso (sin contar a Sumire, Kawaki, Ada y Daemon) ese día, 27 de Marzo, ella y su familia fueron invitados por Hinawari para festejar el cumpleaños de su hermano. Ese día tras dos años de la desaparición de Boruto, todos se reunirían para festejar su cumpleaños... En honor a otra persona que no era él y eso no le agradaba a Sarada.
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Sarada estaba molesta, no, más bien furiosa, el día anterior su familia había recibido una invitación de Himawari para la fiesta de cumpleaños del hijo mayor de los Uzumaki.

En estos momentos ella y su familia estaba de camino a la casa Uzumaki donde ahora sólo vivían Himawari y su hermano.

Suspiró por enésima vez en el día ganándose una mirada molesta de su madre. Básicamente Sarada estaba obligada a ir a esa fiesta, ella no quería ir, la estaban obligando.

Esta mañana intentó muy torpemente de hacerse pasar por una joven adolescente muy enferma que apenas podía moverse de la cama, pero oh sorpresa, su madre es después de Lady Tsunade la mejor doctora de las Naciones Ninja y por supuesto que después de dedicarle una rápida mirada desde la puerta de su habitación supo que no estaba enferma.

Sarada volvió a suspirar al recordar su fracaso, se había esforzado para hacer su padecimiento lo más creíble posible. Desde las cinco de la mañana cuando todo el mundo seguía dormido tomó una compresa de agua caliente para alterar en el momento adecuado su temperatura, alteró todos los termómetros existentes en su casa, consiguió con antelación unas gotas para los ojos para lucir ojos llorosos y talló sus párpados para enrojecerlos un poco.

En el momento que fue la hora de despertar su madre se asomó a su habitación unas horas después para ver el porqué no se había levantado. Tan pronto como abrió la puerta y escuchó a su pobre y convaleciente hija decir que estaba enferma la observó por cinco segundos y sin moverse de su lugar junto a la puerta exclamó.

-Sí ya dejaste de jugar a ser una bebé levántate y vístete en los próximos quince minutos o estarás en problemas señorita- dicho eso salió de su habitación riéndose internamente de los juegos de su hija.

Ahora estaban frente a la puerta de la residencia Uzumaki, tocaron un par de veces la puerta, se escuchó la voz de la alegré hija del anterior Hokage al interior de la vivienda y tras unos segundos más se pudo escuchar la voz de quien la acompañaba quejándose '¿Por qué tengo que hacer esto?' escuchar esa voz la hizo tensarse y maldecirse mentalmente por su miseria y el infierno que durará las próximas horas.

La puerta se abrió dejando ver a un par de personas, Himawari al verlos sonrió felizmente y los saludó cálidamente mientras que el chico a su lado se mantuvo al margen sin molestarse por fingir estar feliz en su día.

-¡Que bueno que llegaron, ya todos están aquí!- exclamó emocionada la Uzumaki menor, su mirada calló en Sarada y su sonrisa se hizo más amplia, si es que eso era físicamente posible- ¡Sarada!- en menos de un parpadeo la estaba abrazando fuertemente- ¡Cuánto de no verte! Ya no nos visitas como antes, ¿Todo bien?-

-Eh, sí...- no supo que responder- es solo que he estado ocupada y no soy consciente del tiempo, pero no te preocupes no sucede nada malo- '¡Todo está mal!' gritó para sus adentros.

-Me alegra saber que estás bien, y en verdad estoy feliz de que hayas podido venir- se acercó a su oído y "susurró discretamente"- últimamente Kawaki ha estado de muy mal humor y bueno, esperaba que tú pudieras animarlo como en los viejos tiempos- se alejó de ella con una sonrisa cómplice marcando su rostro, sin notar la tensión en los músculos de la Uchiha- aquí entre nos tu presencia siempre ha sido muy tranquilizadora para él ¿No es así hermanito?- al mirar a su "hermanito" solo pudo ver a un chico de cabello negro con los laterales rubios y de ojos grises que miraban la escena con fastidio poco disimulado.

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