Capitulo 7

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Ese azul...

Dos días después estoy en el departamento de mi amiga Malena quien tiene una cita con una clienta en media hora, ha insistido en que la acompañe para luego irnos de compras, cosa que ya me hace falta.

Max y yo hemos pasado los últimos dos días investigando los perfiles de un grupo que recién ingresó al país una gran cantidad de narcóticos.

— ¿Es necesario que siempre lleves arma, aunque no estés trabajando o persiguiendo criminales? — me pregunta Ceci observando el arma que cargo en mi cinturón. Deja un pedazo de pastel frente a mí y se sienta a mi lado en espera de mi respuesta.

— Lo es.

Mujer precavida vale por dos.

Malena me arrebata el pequeño plato de mi pastel antes que lo tome y con la otra me toma del brazo para jalarme hacia la salida.

— ¡Es muy tarde! Lo devoras en el camino.

Logro despedirme de Ceci antes de salir.

Llegamos a un lujoso restaurante ubicado en el centro de la ciudad.

— ¿Vas a ser la fotógrafa de la hija del presidente?

— No— me toma de la mano y sonríe— Es mucho mejor.

—Su familia es muy importante, es una adolescente que conocí hace unos meses, una niña muy dulce. Me pidió ayuda con algunos detalles de su celebración y acepté.

Enarco una ceja. Olvidaba que su segundo nombre era María Teresa de Calcuta.

Nos dirigimos a la mesa que nos indica el hostess. Minutos después aparece un grupo de hombres en traje y lentes oscuros abriéndole paso a la preciosa chica de ojos azules.

La imagen me hace tragar grueso, los recuerdos de ese día vuelven a mi mente en un impacto y un escalofrío me recorre el cuerpo, es la misma chica del aeropuerto.

«Los mismos ojos» Nunca podría olvidar ese azul...

La única diferencia es que esta mirada no me recuerda a mis flores favoritas.

— ¡Hola! —saluda animada.

Su mirada se dirige a mí y es Malena la que le devuelve el saludo.

— Ekaterina, cada día estás más hermosa.

— Muchas gracias, Malena.

— Te presento a mi mejor amiga, Diaspro.

Su mirada azul vuelve a mí, no es una coincidencia porque no puedo dejar de pensar en el hombre que posee una igual.

— ¡No sabes cuánto me alegro de encontrarte de nuevo!

Mi cara se vuelve un signo de interrogación.

¿Ah sí?

Solo cruzamos 2 palabras.

—Considerando que me dejaste hablando sola me lleva a pensar lo contrario.

— Oh sí, eso. Mi padre estaba bajando de su avión y...

— Señorita— la voz de su guardaespaldas hace que deje de hablar.

Malena ignora nuestro pequeño reencuentro y se reserva los comentarios, después de un delicioso almuerzo comienza a mostrarle fotos, fotos y más fotos.

Mientras hacía su trabajo procedí a pedirme un café el cual me traen minutos después. Me relajo en mi asiento y les doy una miradita a los guardaespaldas de la joven que según lo que me dijo mi amiga es más importante que la hija del propio presidente.

DIASPRO (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora