Capítulo 4

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Sinónimo de perfección

Recojo mi cabello en una cola alta y termino de arremangar la camisa blanca hasta un poco más abajo del codo.

Al bajar a recepción me encuentro al médico forense, me sonríe desde la lejanía, lo ignoro y tomo el primer taxi que se detiene.

Al llegar a la estación me aborda un chico delgado y ojos verdes.

— Detective Young, es un honor al fin conocerla.

—¿Tu eres...?

— Max Sommer.

«Mierda, había olvidado leer el expediente»

—El novato.

—Ese mismo, estaré a su servicio, creo que aremos un buen equipo; seré lo más eficiente posible, haré todo lo que usted me pida y traeré todos los cafés que desee. —su tono es firme y seguro.

¿De qué circo salió este chico?

— ¿Crees que solo estás aquí para servirme café? — le pregunto seria posicionándome frente a él logrando que la mirada que tenía altiva caiga al suelo.

—No detective Young.

—Entonces no digas tonterías, eres un detective y a partir de ahora actuarás como tal. —asiente. — Y mírame a los ojos cuanto te hable.

—Si detective Young.

—Sabes, la primera lección del día de hoy es: Nunca bajar la mirada ante nadie o la detective Young me despedirá ¿Entendiste?

—¡Entendido!

—Bien, ahora sí puedes tráeme un café Latte. Tienes 8 minutos a partir de... —Miro el reloj en mi muñeca—ahora.

Corre hacia la salida y sigo mi camino hacia la oficina de investigación donde estaré trabajando.

El día de ayer había estado recorriendo mi área de trabajo la cual no era tan grande, pero para mí es más que suficiente.

—Detective Young. —dice Aura la secretaria del área.

—¿Pasa algo? — preguntó al escuchar su voz algo agitada.

—La detective Müller tuvo un contratiempo con su hija y no podrá presentarse hasta después de medio día...

—¿Y qué tiene que ver eso conmigo? — la corto.

— Tenia una cita con una persona importante, el señor Strauss, necesita unas pruebas y si no va perderá esa información. Es un hombre muy ocupado, consiguió que la recibiera de milagro.

La observo esperando a que siga, pero solo me mira como si su vida dependiera de ello. Genial, ahora tendré que hacer el trabajo de alguien más sobre un caso del cual no tengo ni la menor idea.

—Necesito un informe.

—Aquí esta—me entrega el documento que traía en las manos. Parece que ni siquiera dudo en que diría que sí.

El novato regresa en tiempo récord y me tiende el café.

—Si que eres eficiente.

—Se lo dije.

—¿A qué hora es la cita? —mi atención vuelve a Aura.

—En treinta minutos.

Trago de un solo el café haciendo que de un respingo por lo caliente que estaba.

¡Pero qué falta de responsabilidad!

— Llegaremos en veinte minutos si salimos ahora, tengo un auto. —dice el novato y lo mato con la mirada.

DIASPRO (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora