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—¡Bienvenidos al Asombroso Circo Digital! ¡Mi nombre es Caine, su director de circo, y estoy aquí para mostrarles la más asombrosa, deslumbrante, y sorprendente parafernalia que jamás hayan visto! ¿Cierto, Bubble?

—¡Así es, Caine! ¡No puedo esperar a ver lo que tienes preparado para hoy!

—¡No perdamos el tiempo, entonces! ¡Vamos directos al show! 

"Es Gangle y Zooble y Kinger, sí
Ragatha, Jax, junto a Kaufmo
Día tras día tras día
tras día poder volar
¡Mas allá de los astros
sin preguntar!"

Nota: Kaufmo el payaso no ha podido acudir el día de hoy.

En el centro de aquel círculo de objetos flotantes, un nuevo personaje hizo su aparición con un pequño estallido, mirando a su alrededor frenéticamente. El mundo que la rodeaba era desconocido, se sentía extraña, y ni siquiera sabía cómo había llegado hasta allí.

—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? —dijo, incapaz de decir nada que no fuera una pregunta que reflejase su confusión. Se palpó el torso y la cara, sus ojos abriéndose horrorizados para luego clavarse en los objetos que todavía circulaban sobre su cabeza. 

Se hizo a un lado, asustada, pero un ojo enorme pasó por ella, y por poco no lo esquivó a tiempo. Tambaleándose hacia atrás por la inercia, vio de reojo una puerta a unos metros de ella, con la sencilla palabra "salida" escrita en la parte superior en letras blancas. Corrió hacia ella y acercó la mano, desesperada, pero la puerta se deshizo frente a sus ojos y un sombrero de copa que casi la arrolló la hizo caer de culo al suelo de madera. Una maceta cayó del techo, y, de no haberse escurrido frenéticamente hacia atrás, la habría aplastado. Levantándose y dándose la vuelta, vio cómo el objeto se fundía con el suelo, agitándose de forma extraña en el proceso.

Sin embargo, se chocó con alguien, y este con quien tenía delante. Este último, dado su ángulo, era más sencillo de contemplar; una serie de cintas rojas en espiral que conformaban un cuerpo, y otras cuatro las extremidades. En vez de cara, tenía una máscara blanca con una sonrisa y ojos en forma de círculos negros, o, por lo menos, la tenía, dado que cayó al suelo y se rompió en pedazos, revelando otra que, contrariamente, reflejaba la tristeza, hasta teniendo una lágrima caricaturesca colgando del rabillo de cada ojo. Se apresuró a agacharse a recoger la máscara rota, pero ya no había nada que hacer. 

El nuevo personaje retrocedió, alarmada. Delante de ella tenía un semicírculo de gente con aspectos cada cual más extraño. Por ejemplo, aquel con el que se había chocado era, literalmente, una pieza de ajedrez, en concreto la del rey, a juzgar por la pequeña cruz sobresaliente de su cabeza, su manto morado (cuyos bordes estaban rodeados de lo que parecía piel de armiño) y guantes blancos sin acoplarse a brazo alguno. Sus enormes ojos desnivelados la contemplaban con el mismo nerviosismo que ella sentía. 

—Caine, ¿es éste uno de tus NPCs o es una nueva imbécil? —inquirió lo que se asemejaba a un conejo violeta con un peto rosa. Su sonrisa, que ocupaba la mitad de su redonda cara, tuvo un matiz burlón mientras se llevaba un guante amarillo a la frente—. Porque si es un nuevo personaje, tendremos que rehacer la intro por completo —dijo, riendo entre dientes. 

—No pienso volver a hacer eso de nuevo —se negó otro de ellos, su voz femenina y átona. Hecha de múltiples formas geométricas, cada una de colores y patrones diferentes, cruzó sus brazos desiguales sobre su pecho, sus ojos diferentes en tamaño entrecerrándose con irritación.

—¡Vaya, vaya! —Aquel vestido de director de circo era, sin duda, curioso de contemplar. Si bien su vestimenta era elegante y quizá hasta tradicional para su papel (consistiendo de un frac rojo, pantalones negros, guantes blancos, e incluso una pajarita negra), su cabeza consistía de un enorme par de dentaduras, con ojos enormes flotando entre ellas, (el derecho de iris azul y el izquierdo de iris verde) y decoradas por un sombrero de copa negro, colocado sobre las parte superior de las encías. Se llevó las manos a los lados de su estrambótica cabeza en un gesto de asombro, señalando justo después a la nueva con su bastón—. ¡Al parecer, una nueva humana ha entrado en este dominio! —exclamó desde el aire, observándola fijamente.

The Amazing Digital Circus: PilotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora