Introducción

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Ace tenía la costumbre de voltear hacía arriba y ver las estrellas durante la noche, a veces se quedaba despierto hasta muy tarde con tan solo poder verlas y traía a su hermano consigo para acompañarlo, hasta que finalmente ambos se quedaban dormidos el uno contra el otro en el techo de la vieja cabaña de Dadan.

Valía la pena sentirse tan libres aunque sea  por un solo momento, porque la oscuridad de la noche no podía alcanzarlo entre tantos destellos y su madre se encontraba en alguna parte mas allá de ese cielo tan oscuro y profundo. Era como si su cabeza se tomará un tiempo para alejarse de todos sus pensamientos  y le regalará la oportunidad de grabar cada detalle de esos momentos.

El viento húmedo de los montes, los pequeños grillos a la lejanía y el olor a pasto mojado se regocijaban en su nariz y por varios segundos llegaba a poder bajar la guardia, una guardia tan resistente como el universo mismo, pero tan pesada como un bloque de piedra.

El cielo era tan parecido al mar, con grandes olas surcando y una infinidad de posibilidades por detrás. A veces se preguntaba si explorarlo sería lo mismo que explorar el mar, pero su mente no era tan efímera como la de su hermano y la posibilidad de soñar con ello se la dejo a él.

Luffy le encantaba imaginar, como una estrella fugaz en busca de otras que le acompañaran a brillar.

En los momentos de desesperación, Ace pensó en la sonrisa de su hermano y que tan brillante luciría cuando finalmente pudiera cumplir sus sueños, pero la felicidad siempre venía después de la tristeza y Ace nunca fue una estrella que brillará por cuenta propia.

The Sun Is Rising Above UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora