Hubieron dos cosas en la vida de Ace que nunca logró comprender del todo.
El primero fue el valor de su propia vida y el segundo fue el que tanto otros podían llegar a valorarlo hasta tal punto de morir por el, mientras que él se seguía cuestionando el siquiera de su existencia.
Era irónico en cierta forma, en su mente no había cabida que su nacimiento provino del sufrimiento de otros, pero aún así, ni Luffy ni su padre y ni el resto de sus hermanos dudaron ni un segundo en poner las manos en el fuego por él.
Era algo de lo que constantemente seguía cuestionándose, él como otros podrían apreciar su presencia a pesar de que ni él mismo lo hiciera.
“Es porqué te aman.”
Repitió una voz en su cabeza, una y otra vez.
Incluso cuando tratará de callarla o ignorarla, esa voz seguía ahí. Ace no quería admitir que estaba en lo correcto o más bien no quería cuestionarse si siquiera estaba en lo correcto, no con todos esos sentimientos embotellados de los que nunca hablaría y los evitaría hasta el día de su muerte.
Puede que Ace no supiera exactamente el valor de lo que traía su existencia y puede que ni siquiera pudiera visualizar que tan importante era para los demás, pero en el campo de batalla nada de eso importaba.
No importaba la sangre de quien venía, ni el legado maldito que le dejaron o lo que había traído consigo. Solo era Ace, tan solo Ace, otro hijo rebelde para los ojos de su padre a la distancia y un hermano obstinado y estúpido que se metió en problemas y ahora necesitaba ayuda a los ojos de Luffy.
Tal vez en el fondo lo sabía, que realmente no podría vivir después de esto, que la culpa y orgullo lo asfixiarían hasta la muerte y lo torturarían hasta el final de los tiempos y puede que su cuerpo lo supiera incluso antes que él, especialmente en el momento cuando se atravesó entre ese puño de magma y su hermano.
El fuego era intenso y su sangre estaba caliente, derritiéndolo desde adentro, consumiendo cada rastro de fuerza y lentamente deslizándose hacia afuera dejándole un ardor permanente en su pecho, pero a pesar del dolor y el suplicio que sintió, no hubo ningún pensamiento más allá del que abrazar a su hermano y estrecharlo tan fuerte como pudiera, con el amor latiendo en su corazón de la forma más inmensa e indescriptible posible.
Era extraño como en sus momentos finales no pudo evitar pensar con todo ese cariño del mundo acumulado en su pecho en el porque todos habrían venido por él, desechos y casi muertos, luchando y peleando por el, sacrificando sus sueños y sus esperanzas, todo por él y entonces todas esas constantes preguntas que se solía hacer en la madrugada cuando nadie lo estaba viendo parecieron haberse respondido solas.
Porque le amaban.
Todo valió la pena porque le amaron de la forma más cruda e intensa posible.
Y casi como si fuera un chiste mal contado, Ace se sintió más vivo que nunca en el momento en que su boca se movió y su garganta raspo esas últimas palabras.
“Gracias por haberme amado.”
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The Sun Is Rising Above Us
Hayran KurguEn el momento en el que Ace respiró, todo pareció dar vueltas; los gritos, los llantos, el sonido de las espadas rechinando entre sí y la suaves llamas desvaneciendose de su cuerpo, pero a pesar del caos de la guerra, un silencio nitido recorrió des...