XV. Anhelo

2.1K 224 39
                                    

🌲


Se había ido.

Se había ido para siempre.

Cuando Jennie logró escapar del gimnasio sin que nadie la viera, corrió a su casa sin detenerse en ningún momento.

Ahora que lo piensa, probablemente era un milagro que no la atropellaran.

Es más, ni siquiera recuerda si escuchó alguna bocina, de seguro que sí, pero ella no pudo oírla porque el único sonido en su cabeza era el de su propio corazón latiendo sin parar.

Debía agradecer el vivir en una zona cercana, pues si seguía corriendo se hubiera desmayado.

Quizás la adrenalina la ayudó.

Al llegar a casa no había nadie y ella se encerró en su cuarto, llenó la tina de baño y estuvo allí por más de dos horas.

La claridad que tuvo tras correrse no le duró demasiado, pues ahora estaba en estado de shock y no podía pensar con claridad. Terminó con un resfriado de verano por quedarse tanto tiempo bajo el agua y con un vendaje arruinado, pero eso era lo de menos.

Ya a la hora de dormir decidió ver una película para así no enfrentar su realidad, pasó a una segunda y después a una tercera.

A las cuatro de la madrugada finalmente salió de su estado de shock.

Probablemente por el hecho de que había decidido escuchar música y la primera jodida canción que había sonado en la reproducción al azar fue Last Night I Dreamt That Somebody Loved Me de The Smiths.

A su adormecida mente le había caído un rayo encima y por consecuencia había iniciado una tormenta en su cabeza.

Las lágrimas que empezaron caer a cántaros eran la lluvia y los pensamientos autodestructores, los truenos.

¿Qué había hecho?

Ya no podía seguir en la etapa de negación y fingir que no había pasado nada, porque sí que había pasado.

Tuvo sexo con ella.

Si es que se puede llamar sexo a habérsele restregado como una zorra sobre la polla hasta hacerla correr y terminar con su semen en su ropa interior.

Dios.

Sabe que si bien no había sido perder la virginidad en el sentido conservador de la palabra, para otros si lo era porque era el primer contacto sexual que tenía.

Y también había sido el de Lisa.

Jennie solo lloró más al recordar que ni siquiera se dieron un beso.

No besos, solo sexo.

Si Lisa ya pensaba que era una zorra ahora lo confirmaría aun más.

Probablemente el asco que le tenía la pelinegra ahora estaba en un nivel insuperable.

Se negaba a ilusionarse como una estúpida pensando en la posibilidad de que le podría gustar a Lisa después de esto.

lucid dreams - jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora