Cada noche, cuando cierro los ojos al dormir, mi gato panzón, tiene una Michi historia por escribir nueva para ti.
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Relatos cortos e individuales, no hay un orden, así que puedes leerlo como más te guste.
Son las 4:23 de la tarde, hace calor y Tess deja los cubiertos sobre su plato ahora vacío. Esta sola en casa, sus padres y hermano mayor trabajan y su hermano menor está en la universidad recibiendo clases.
Pausó el vídeo de curiosidades que había puesto en Youtube, se levantó de su puesto, tomó los platos sucios y se dirigió hacia el lavaplatos.
Sentía que estaba en modo automático. ¿No les pasa que mientras lavan los trastes su mente se desconecta de su cuerpo y comienza a divagar y a tener una charla interna? Eso era lo que justo estaba experimentando Tess en ese momento.
Pensó en su familia, lo más valioso que tenía, pero al mismo tiempo lo que más le preocupaba. Desde los 18 fue diagnosticada con depresión, aunque ella sentía desde mucho antes lo padecía. Al principio su familia lo tomó como si de gripa se tratase, eran entusiastas sobre su enfermedad, pensaban que era algo pasajero pero luego Tess empeoró y se dieron cuenta de lo difícil que sería el asunto. Además, tenía otros trastornos no tratados que solía ignorar.
En ocasiones ella sentía que no podía encajar, ni con su familia ni amigos no sabía cómo actuar ni que hacer. Estaba realmente estresada, pensaba en muchas cosas pero no podía concentrarse en una en específico.
Abrió la llave del grifo, empavonó la esponja con jabón y comenzó a fregar. Primero el vaso, luego el plato hondo y por último los cubiertos. Era algo sencillo y rápido pero mientras estás en tu mundo interno, parece una eternidad.
No sabía que hacer, sus hermanos ya tenía un rumbo pero ella no, estaba indecisa sobre lo que quería hacer, esto la frustraba, pero lo que más le molestaba era que no sabía definir sus emociones, no sabía cómo sentirse en muchas ocasiones y esto la hacía cuestionarse a si misma, se preguntaba con frecuencia si era una farsa, si lo que sentia es real o como dician todos, solo trataba de llamar la atención. ¿Realmente se odiaba tanto como para matarse? ¿Realmente odiaba su cuerpo hasta el punto de llorar cada vez que se ve en el espejo? ¿Realmente esta fingiendo su baja autoestima y su inseguridad ante todo y todos? ¿Realmente sus atracones y vómitos son solo actuaciones? ¿Sus intentos de suicidio también lo son? ¿Su miedo a fallar y decepcionar, su miedo de no ser buena ni suficiente, es todo una farsa?
En sus peores momentos, ella consideraba que para sus padres y la mayoria solo era una débil de mente, alguien que está exagerando las situaciones, que se toma muy personal las cosas, que es infantil y que solo quiere atención. Alguien que no quiere mejorar, alguien que le gusta ser así.
Es curioso como funcionaba su mente cuando realmente se sentía mal, se creía todas esas cosas hirientes pero aún tenía la esperanza de que no fuera así, de que ella fuera mejor que eso.
Suspiró fuertemente y prosiguió a cerrar el grifo. Se sacudió las manos para intentar secarlas y dio media vuelta regresando al comedor por su móvil.
Su charla interna llena de divagaciones y pensamientos pesimistas había acabado, quizás en una próxima ocasión retomaría el tema y tendría un punto de vista distinto, pero aún no lo sabía, debía esperar volver a entrar a ese trance mágico que se tiene al lavar los platos.
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Hola, probablemente habrá un spam de capítulos quizás un poco depresivos, es que usualmente escribo cuando estoy muy triste. De igual forma espero que puedan disfrutar de la lectura. Que tengan lindo día Miau
