Capítulo 3

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Evangeline hizo la mitad de la tarea, y decidió por tomarse un largo descanso por los días que transcurrieron al estar pegada en la computadora, y solo con tazas de café que Siri negaba al hacerle acuerdo sus verdaderas comidas, el mover su cuerpo...

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Evangeline hizo la mitad de la tarea, y decidió por tomarse un largo descanso por los días que transcurrieron al estar pegada en la computadora, y solo con tazas de café que Siri negaba al hacerle acuerdo sus verdaderas comidas, el mover su cuerpo, beber agua, bañarse y dormir.

Sin embargo, no podía. Bostezó. Jaló el edredón y se cubrió para darle una  echaba curiosa a su celular que le disponía de memes, sms de su madre y actualizaciones nuevas en Wattpad.

— No, mamá. Sí he dormido mis horas, y he comido mis tres comidas —mintió al enviarle un audio como respuesta a la mayor.

Luego compartió unas notas en su perfil de facebook, y apagó el móvil para concebir el sueño.

— Siri. Desconecta todas las alarmas para mañana, y agrega una a las 2 de la tarde —ordenó.

— Alarma establecida. Duerma bien, señorita.

— Lo haré.

Evangeline caminó extrañada por un prado lleno de flores, y un clima propenso a pequeñas lluvias y neblina baja

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Evangeline caminó extrañada por un prado lleno de flores, y un clima propenso a pequeñas lluvias y neblina baja.

Abrochó los botones de su abrigo, y metió las manos en los bolsillos de su pantalón por el frío que hacía.

No obstante, nada de eso parecía ser de ayuda al emitir temblores, y buscar con rapideza la salida de este lugar aunque era sumamente complicado al ver flores, solamente flores y más adelante árboles que descendían cuesta abajo dando a suponer que estaba en la cima de una montaña.

— Joder —gruñó—. No hay nada acá.

Regresó a la posición en dónde estaba, y achicó sus luceros para analizar con más profundidad alguna parte que le sirviera como techo para cubrirse, y evitar más de que su ropa se moje.

— Ay, no —sollozó.

Evangeline ahora fue transportada a una escuela. Pero no su Escuela, aquella que conocía y de la que ya se había graduado. Sino a otra en dónde tampoco sabía nada, y solo observaba alumnos caminar sin detenerse a comentar con ella.

— Hace frío —susurró.

— Aquí siempre hace mucho frío —habló alguien desde atrás.

Evangeline se giró.

— Hola —dijo un chico de ojos dorados.

La mujer frunció su entrecejo.

— Quiero regresar a mi casa.

— Está es tu casa —respondió.

— ¿Qué?

— Sálvame. Salvanos a los dos.

— Quiero regresar a casa —repitió la chica.

El de cabello azabache sonrió..

El de cabello azabache sonrió

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CONSUELO ━━EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora