Capítulo 4.

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Edward tenía planeado ir a Volterra

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Edward tenía planeado ir a Volterra. Su poco estado de ánimo, y la falta de cazar estaban haciéndolo delirar demasiado con Isabella que en cierto modo resultaba insoportable, cansado y masoquista.

Pero, aquella particular somnolencia lo hizo recapacitar, y aguardar a una nueva mujer que se reflejó enfrente de él, y le tendió una mano para levantarlo de ese agujero que ni la Swan pudo sacarlo durante lo corto que duró su noviazgo.

— Joder.

Ella parecía un ángel.

Su rostro lucía de porcelana, y sus pensamientos eran demasiado puros para él que había rebuscado cada detalle ante tal suceso y personaje.

Edward la saludó.

La rubia tembló de frío.

— Quiero regresar a casa —habló.

Edward agachó la mirada.

— Está es tu casa.

— No —negó.

— Sálvame. Salvanos a los dos —pidió él.

La chica mordió su labio.

Edward se aproximó hasta invadir el espacio personal de la afeminada.

— Por favor —suplicó.

— Yo... pero yo no soy un angel. Además, no te conozco. Solo quiero irme a casa. Mí casa —protestó.

El vampiro sacó con ligereza su celular del maletero que cargaba para disimular delante de los mortales, y lo encendió con frenesí, pues, quería averiguar con urgencia a la chica del "sueño", si era real o no

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El vampiro sacó con ligereza su celular del maletero que cargaba para disimular delante de los mortales, y lo encendió con frenesí, pues, quería averiguar con urgencia a la chica del "sueño", si era real o no. Si podía contactarla o no, si podía agarrarle el rastro, y hacer que rocobrara el sentido en su vida, pues, tenía la sospecha de que ella sí podía hacerlo, y que esos pensamientos que leyó eran el camino hacia el éxito.

Dió click a la app de Facebook, y escribió un nombre al azar en la barra de búsqueda, y... Bingo. Habían muchas chicas con ese nombre, pero al deslizar hacia abajo encontró al tesoro del que tanto el capitán Garfio estaba obsesionado.

— Evangeline Turner —leyó.

— Vive en Ports Angeles, pero reside en Brasil —sus luceros se iluminaron—. Le gusta escribir, leer y es estudiante de medicina —enarcó una ceja. Qué lista. Ojeó unas fotos, y paró en una en especial que dejaba con claridad la figura de Evangeline Turner con una hermosa sonrisa, un perro a su lado y un montón de libros que Edward capturó en la pantalla de su dispositivo para investigar más adelante, pues, aún tenía su atención en la rubia. La humana que parecía un ángel aunque ella dijera que no.

— Cortale las manos a quién no pueda tocar. Cortale los pies a quién no pueda correr. Pues, aunque diga qué es libre, jamás lo será con esos ojos tristes y esa mente resguardada... —pronunció. El vampiro esbozó una media sonrisa..

 El vampiro esbozó una media sonrisa

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CONSUELO ━━EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora