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— Despierta...
— Acaso eres tan débil que no puedes ni librarte de este collar.
— ¿¡Por qué me mataste!?
— ¡Debería darte vergüenza!
— Asesino...
Eso y más cosas horribles comenzaban a esparcirse por la mente de Shin, aún dormido las voces comenzaban a hacerse cada vez más fuertes, culpándolo por haberlas asesinado tan injustamente.
Pero aunque sufría por dentro, por fuera estaba tan calmado, que ni siquiera se enteraba de todas las cosas que las personas le decían a su hermano menor, de las piedras que le lanzaban a Lemon.
Shin no estaba enterándose de nada, estaba seguro que era la última vez que se quedaba sentado y jugando un juego de cartas quince horas seguidas.
Mientras tanto, en otro lado de la academia.
Karoline— No, él no está aquí. De hecho, creo que no llego ni a dormir —se recarga en la puerta
Rayne— ¿Estás segura?
Karoline— Si, además no es como si se hubiera muerto.
Rayne se tenso ante esa respuesta, si supiera todas las cosas que le había dicho a Shin.
Karoline— Como sea... No se a donde pudo haber ido, tal vez con su tía... Pero no lo creó.
Rayne— Gracias.
Sin más, se retiró de ahí. Por fin había agarrado valor de ir a pedirle disculpas por todo lo que dijo, pero parecía que no era el momento, o Shin realmente estaba cumpliendo su palabra de no hablarle.
No fue hasta que sintió el poder mágico de Shin, lo conocía, ese gran poder significaba algo, lo recordaba pues cuando habían entrado a Easton era lo mismo cada noche que se iba a dormír.
Shin le había dicho que aunque él era inmune a su hechizo de la muerte, cuando uno estaba dormido era completamente vulnerable. Tal vez lo mismo sea para Shin.
Comenzó a trotar hasta donde sentía aquello, hasta llegar a una habitación, aquellos amigos del bicolor lo veían, su cabello había cambiado a solo un mechón negro y lo demás blanco.
Abel— Rayne.
Rayne— Salgan. Váyanse y déjenme solo con él.
Lance— ¿Cómo estamos seguros de que lo vas a cuidar?
Abel— Solo está durmiendo. Déjalo descansar.
Rayne— No lo entenderían lo conozco más que ustedes, váyanse.
Lance— Si le sucede algo, Mash no dudará en acabar contigo. Además de nosotros. —Dijo antes de levantarse de la cama y salir cerrando la puerta detrás de él—
