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¿Estaba mal no querer decirle todo lo que ocultaba? ¿Estaba mal ocultarle lo muy enamorado que estaba de él?
Shin— Cuando estoy contigo siento que estoy más alto en el cielo, siento que puedo ser poderoso solo por ti—su voz se escuchaba tenue en la oscuridad de la habitación— Me gustas. Me gustas mucho, pero ya no se si pueda seguir con todo esto, duele, mi pecho duele cada vez que te miro y no tengo el valor de decirte todo lo que siento... Soy un cobarde por decirte todo cuando estás profundamente dormido.
Acercó lentamente su mano hasta llevarla a la mejilla de Rayne, acostados uno frente al otro, Shin junto sus frentes cerro sus ojos, y en ese momento tomo la decisión de guardar todo.
No sabía si Rayne querría estar con alguien que desde el primer momento pensó en morir.
Shin— ¿Esta bien si me olvidó de ti? No, no puedo, pero no me queda más que guardar todo en lo más profundo de mi ser y llorar hasta que me duela el pecho, —su voz suave se iba apagando volviéndose triste, quería llorar— Pero por el momento, solo tengo que asegurarme de que el pueda matarme. Lo siento Rayne, no se si pueda cumplir mi promesa... No se si más adelante pueda vivir por ti.
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Los días pasaron, y los exámenes de fin de semestre estaban cerca, Shin ya no se había acercado a Rayne, estaba más concentrado en investigar y en estudiar, además de que se iba al Buró de Magia en vez de saltarse sus tareas como siempre.
En una de esas estaba por el jardín de Easton, llevaba su túnica y algunos libros, quería estar lo más alejado de todos, además de entrenar su magia tenía que aprender nuevos hechizos.
Sentía que algo malo comenzaba a acercarse, y él quería ser de ayuda. Se sentó en suelo hasta que escucho como algo o alguien movía el suelo, se levantó de dónde estaba dejando los libros y cuadernos en el suelo.
Shin— ¿Mash? —la persona que menos quería ver además de Rayne estaba enterrada hasta la cabeza— ¿Que haces aquí?
Mash— Shin. Buenos días... Es que, no quiero estudiar, mis calificaciones son muy malas. Incluso Dot es bueno en estudiar.
