Jenny Merlot contra LaDÍnastÍaDorada (#3)

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 PARTE TRES

Que Te Garue Finito

La desembocadura del rio se sumergía en una ventisca húmeda. El pavimento del puente comenzaba a estar mojado a menos de dos minutos en el camino. La brigada de inteligencia industrial Kavkazskiy nunca había estado tan cerca de el poder que inspiró su creación cinco siglos atrás. Los compañeros de Jenny nunca habían estado tan cerca de la muerte tampoco.

Con un movimiento audaz, Jenny se lanzó hacia adelante; sobre la carretera, para caer en el siguiente vagón del convoy en movimiento; encapuchada por la careta del fiel amigo de Billy y Mandy. El viento furioso azotaba su plástico rostro mientras saltaba, con la certeza de que cada segundo contaba en esta lucha por sobrevivir. El salto fue arriesgado y lleno de peligro, pero Jenny no vaciló. Con un esfuerzo supremo, logró alcanzar el borde del siguiente vagón, aferrándose con fuerza para evitar caer hacia la oscuridad que se extendía debajo de ella.

Mientras se estabilizaba en el nuevo vagón en movimiento, Jenny respiró profundamente, sintiendo el latido acelerado de su corazón. Sabía que el peligro aún no había pasado, pero por ahora, había delegado a su padawana hacerse cargo del ataque de Chispa y ganar un precioso respiro en medio de la frenética batalla que se libraba por el centenario artefacto.

Con cuidado, abrió las puertas traseras, revelando el interior lleno de contenedores sellados. Uno de ellos, marcado con un símbolo familiar, era su objetivo principal. —¡Lo tenemos! —exclamó Jenny, en el intercomunicador, sintiendo un alivio momentáneo. La ardiente intención criminal de Esperanza se sentía en el aire, palpable, como el aroma de napalm en el viento.

Jenny avanzaba con determinación, su figura envuelta en la capa oscura y la careta del fiel amigo de Billy y Mandy, que ocultaba su rostro con infantil capricho.

El símbolo familiar marcado en uno de los contenedores destacaba en la penumbra, indicando su objetivo principal. El interior del trailer estaba organizado con precisión militar, cada contenedor sellado y etiquetado meticulosamente, el olor a metal y plástico que impregnaba el espacio confinado daba testimonio del incuantificable valor de los objetos.

Jenny avanzaba con determinación entre los estrechos pasillos formados por los contenedores apilados. Su traje táctico, ceñido a su figura, le permitía bambolearse con agilidad, ahora, consciente de que su objetivo estaba cerca; la comandante esperaba la agrupación para continuar.

Al observar las robustas manivelas del cofre, Jenny suspiró complacida, evocando la fuerza de una atajada del Mono Navarro. Sin embargo, su breve celebración fue interrumpida por un ruido distante que no era la doce. Las medidas de seguridad del trailer se activaron rápidamente, las luces del convoy parpadeaban frenéticamente como una serpiente de Navidad, mientras el primer camión luchaba por mantener el equilibrio debido a la oscilación de la quilla en su pieza más grande.

La ocasión era perfecta. El Mustang Allegro de diseño limitado reapareció para complicar aún más las maniobras, en una coreografía mortal que encerró al segundo camión contra el guardarraíl. La habilidad de Mauro para mantener el ritmo y pegarse al convoy como un depredador persiguiendo a su presa era impresionante. La antigüedad que transportaba el primer camión en un de sus trailers era tan masiva que empujaba por sí misma el peso del camión.

Dentro del hermoso automovil, Mauro prestaba atención a la conversación incompleta de sus compañeras, listo para actuar en un instante. El dispositivo junto a los cambios parpadeaba con luces intermitentes, indicando que estaba a punto de lograr su cometido.

En medio del caos, el convoy realizó una maniobra arriesgada, intentando embestir el deportivo. Sin embargo, Mauro anticipó el movimiento y realizó un drift de ciento sesenta grados, esquivando el impacto por milímetros. El sonido del metal raspando metal llenó el aire, la enorme antigüedad meció la tracción trasera. La tensión crecía cuando Jenny se aferraba firmemente, consciente de que estaban a punto de separar sus objetivos, pero también de la naturaleza impredecible de los peligros que aún acechaban en medio del laberinto de destrucción causado por el camión blindado.

Jenny Merlot contra LaDÍnastÍaDoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora