Jenny Merlot contra LaDínastíaDorada (#9)

3 0 0
                                    


PARTE NUEVE

Piezas del Demonio

Si bien, durante la alerta, Mascarade había activado toda iluminación en el transatlantico, para no perder de vista el enfrentamiento entre la guerrera argentina y el vicario azteca; luego de que aquella arrancase el sagrario que se completó con la ultima pieza que le pertenecía a este; una penumbra terrible se tragó los rincones cuando el barco chino antiguo dejó de brillar.

La oscuridad dió lugar a una sombra de tono rojizo que emergió lentamente junto al dispositivo tecnológico, proyectando una presencia ominosa con vida propia. Las runas en la superficie del artefacto comenzaron a resplandecer con un movimiento intenso y errático, como si algo en el interior de esas mellas se estuviera despertando de un largo sueño.

Las vasijas, dispuestas en el ceremonial desde antes del juego de traiciones, quedaron cubiertas por la bruma; donde la mesa sirvió de refugió para los fusilazos, es donde cayeron los únicos viales que quedaban; poniendose en pendiente para el sacrificio, el panda provocó la huida de los fanáticos que en lugar de armas tenían instrumentos de percusión tribal; de mala manera la hora del festín estaba copada por una balacera; pero, la niebla y la reclama aún sintonizaban; y con la sed de poder se extendió una pantanosa charca de sangre en el suelo. Una cantidad de sangre que ninguna divinidad de los mejores tiempos se hubiese rehusado a contemplar.

Nadie había prestado demasiada atención al artefacto que el asistente de los chinos había encendido al comenzar el ritmo de los tambores; hasta ahora, y la mayoría desconocía la verdadera magnitud de su poder.

Solo el asistente de los chinos, y la moribunda esposa de Zembrano, habían sospechado qué efecto tenían en realidad las emanaciones que provendrían de él, por tener que ocuparse de las minucias técnicas habían vislumbrado el significado de la profecía; un gris tal vez, en los fastos del asesoramiento Yeti.

La vida en la mueca de Lisette se desprendía a las sombras de despedidas imaginarías. El cristalino de sus ojos había fugado lentamente el brillo a un vértice lejano.

- ¡Me ha ungido su majestad para ser el campeón de nuestra familia! - exclamó Sombra dando improvisada continuidad a su promoción...

- ¡Canario! - conminó Mumk a Teo haciendo una advertencia tácita

- ¡Valgame Dio'! - sollozó él al ver la reacción fantasmagorica de los simbolos y cierto conocimiento prohibido le despertó un pavor supino

- ...Los demonios chinos nos han seguido hasta aquí... - advirtió Vortex mascullando su simpático español andino en un presagio tardío

Las runas de la goleta, trazadas con precisión ancestral, se llenaron de una sangre espesa que no caía, sino que se deslizaba y serpenteaba por los surcos como si poseyera voluntad propia. En medio del caos, las luces del barco y las figuras de los combatientes comenzaron a reflejarse en esa superficie líquida y rojiza, creando un espejo distorsionado de la realidad.

Cada paso, cada destello de una linterna, cada movimiento frenético de los cuerpos, quedaba atrapado y devuelto en un reflejo inquietante, teñido de un rojo profundo que transformaba la escena en un pavor surrealista.

Cada paso, cada destello de una linterna, cada movimiento frenético de los cuerpos, quedaba atrapado y devuelto en un reflejo inquietante, teñido de un rojo profundo que transformaba la escena en un pavor surrealista

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jenny Merlot contra LaDÍnastÍaDoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora