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Un tinto en las mañanas siempre lograba animarme de sobremanera. Esta madrugada requerí un poco más de lo habitual: la causa fue una pesadilla agitada y asquerosa. En este punto de mi vida se supondría que ya estaba acostumbrado a los malos sueños y las noches en vela, pero no es así.

Recuerdo lo esencial, el mar: lo imponente que era con sus aguas fangosas y desprendiendo un olor nauseabundo. Sus olas eran tan fuertes y violentas que tan solo con un par de ellas lograron derribarme y hundirme en un asfixiante abrazo. No tengo memoria de mucho más que mis inútiles e insuficientes intentos de escapar.

Terminé lo último de mi taza de café, un sabor nada delicioso al no ser de mis tierras. Acomodé mi traje y nuevamente me coloqué la asquerosa corbata roja que anteriormente Jun me "pidió" que usara. Miré una última vez al concentrado rostro de mi asistente y, en una orden silenciosa, me abrió la puerta de mi habitación y así salimos nuevamente al mundo real que me esperaba.

El viaje al lugar de la reunión fue bastante aburrido y lo único destacable fueron los bellos paisajes de las tierras rusas.

―Es el mismo protocolo de siempre, señor Colombia. Tendrás exactamente una hora para poder hablar...

―Hablar con él y convencerlo de que hacer un tratado conmigo solo traerá maravillas ― Interrumpí con un tono hostil ante ser tratado como un niño estúpido ―Conozco esto de memoria, te recuerdo que llevo en el negocio mucho más tiempo del que llevas vivo. No requiero más de tus "ayudas" y cállate.

Por el rabillo de mi vista pude notar cómo cerraba la carpeta y bajaba la mirada; tal vez, fui algo injusto, pero eso lo gano por ser tan estresante. Dirigí mi atención nuevamente a la ventana y deleitarme con los paisajes antes de llegar con los rusos y seguir con esta farsa.

Las enormes puertas se abrieron y dejaron ver un hermoso salón donde una mesa hacía presencia y ambos hombres estaban de pie al otro lado esperando con una seriedad digna de un militar. Saludamos e iniciamos con el tedioso papeleo una vez que estuvimos todos acomodados en la mesa, conservando la distancia necesaria entre ambos asistentes y ambas representaciones. Estúpido.

Pude sentir la penetrante mirada del soviético sobre mí, creo que estaba algo impaciente por tener "nuestro momento a solas" o eso quería creer. Me gustaba pensar en eso en vez de que estuviera pensando mil formas de apuñalarme.

―Bueno, esto es algo que ya podremos hacer usted y yo ―sugirió al otro asistente, a lo que este asintió y le susurró algo a la representación soviética.

―Señor Colombia, el joven U.R.S.S. está dispuesto a llevarlo para dar un ligero paseo por las instalaciones donde puedan cumplir con el respectivo protocolo.

―Está bien, muchas gracias.

Me levanté y, a mi par, la representación soviética me señaló la puerta. Claro, al parecer soy muy estúpido, como para no saber dónde queda "nótese el sarcasmo". Regalé una última mirada a mi asistente antes de salir de esa habitación sin gracia. Noté de manera sorpresiva la gran cantidad de soldados que habían llegado desde que entré a la reunión. ¿Tanto tiempo nos había tomado? Suspire con desgano; debía de trabajar en mi falta de concentración de estos últimos días.

―Entonces... ¿Sabías que en mi tierra...?

―No me interesa.―Hablo fuerte y de forma grosera el soviético ― Estoy aquí para cumplir con el protocolo, no tengo interés en tus tierras capitalistas. ―Interrumpió de forma tan abrupta que casi me atore con mi propia saliva al devolver mis palabras. ―Es aquí...

Dirigí una última mueca disgustada al mocoso frente mío y su patético intento por lucir "rudo" y traté con todas mis fuerzas a retener un bufido al ver otra habitación como la anterior, solo que estaba en vez de esa enorme mesa, tan solo tenía una chimenea y dos sillones personales frente a ella.

―Después de ti.

―Oh, estás siendo amable, eso es nuevo ―Bromeé y pasé a la habitación, el otro cerró la puerta al entrar y entre ambos solo se planteó un silencio incómodo y algo tenso.

Por el sepulcral ambiente insonoro que se había adueñado del entorno, pude captar el insistente sonido de un bolígrafo dentro de los bolsillos de la joven representación a unos metros de mí. Sonreí; de una forma discreta, pero que claramente llamó la atención de mi "compañero".

―Sabes, niño, entiendo tu desconfianza, pero solo vengo para hacer mi trabajo ― Rompí el silencio que cuidadosamente el otro estaba cuidando o eso estaba pensando ―. Pero se vuelve complicado cuando no me ayudan, siento que empezamos con el pie... ¿Derecho?

― ¿Qué?

―Ya sabes, eres de izquierda y si digo que empezamos por el pie izquierdo, sería algo malo y... ―Gruñí con fastidio al ver su arrogante expresión, plantarse en su juvenil rostro ante mí desesperada forma de corregir mis palabras ―Eso de hacerme explicar un chiste, no es muy astuto, ¿sabes? Deberías mejorar tus métodos de socialización.

Crucé mis brazos con claro disgusto. Pude notar cómo aclaro su garganta y aflojó un poco su tensa mandíbula. Era un avance.

―Entonces tú deberías de mejorar tus chistes.

Golpe bajo.

―Touche...

Sentí el sudor pasar por las palmas de mis manos, era un escenario extraño y en este punto estaba algo inseguro de qué decir o cómo proseguir. Necesitaba que me dijera qué hacer a continuación o siquiera que hubiera un manual de cómo actuar porque no confiaba en mi propio método.

A mi lado, el sonido de unos dedos ser tronados captó mi atención. Mis ojos vagaron al comunista que jugaba con sus propias manos y eso sí que era algo a lo que tomar nota.

―Sabes, si de forma hipotética, aceptarán la alianza con mi territorio, puede que tengan un café de mayor calidad ―Llevé mis manos a las caderas y sonreí ampliamente al presumir de las delicias que ofrecía mi gente.

― ¿Insinúa que el café que producen los campesinos de mis tierras no es delicioso?

―Sí.

No pude evitar la pequeña risa que salió en contra de mi voluntad, tapando mi boca con mi mano para que esa pequeña risa no se hiciera una carcajada. Para mi sorpresa, el joven dejó salir una pequeña y muy discreta risa nasal y eso fue rápidamente tomado por mí para explotarlo.

―Cómo estamos de acuerdo con eso, ¿te parece sentarnos y hablar? Tal vez, con algo de música. Te agradecería que al menos seas un buen anfitrión. ―Espero que haya captado el tono bromista en mi voz, de todos modos, no espere respuesta alguna y me encamine al uno de los sillones y espere que mi acompañante siguiera mis pasos. Algo que, por supuesto, hizo.

Eso fue un buen inicio.


/ᐠ - ˕ -マ︶︶︶︶︶︶︶︶︶༉‧₊ 

          🎼♪♫ ılılıll|̲̅̅💿̲̅̅|̲̅̅=̲̅̅|̲̅̅💿̲̅̅|llılılı.🎵♫♪  ︶︶︶︶︶︶︶︶︶༉‧₊˚.   

Bomdiaᵔᴗᵔ

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⏰ Última actualización: Feb 19 ⏰

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