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Me he tirado todo el día caminando por mi habitación. Me ha encantado el sentir todo mi cuerpo sobre mis pies y me parece curioso que teniendo los muslos más grandes que los pies ellos sean los que tienen que aguantar todo el peso, hacerme caminar.

He descubierto que me encanta el cuerpo humano. Ya se porque estoy estudiando biología. Le he pedido a Lucia que me explique cómo funciona el cuerpo cuando nos movemos, ya que no me acordaba. El aparato locomotor. El nervioso. Me ha explicado tantas cosas que me cuesta retenerlas en la cabeza, pero me gusta mucho. Creo que, haber perdido la memoria, también ha fomentado mi curiosidad por cualquier detalle de la vida. Cualquiera.

Ahora estoy sentada en la cama, mirando una máquina que tengo al lado que es la que me mide todo. Lucia me ha explicado cómo va, y como no tengo nada mejor que hacer aquí, me lo he aprendido. De memoria. Todo. 

Alguien llama a la puerta y veo como se entreabre poco a poco. Es mamá. Lleva el teléfono pegado a la oreja.

-Samantha tranquilízate, ahora te la paso. Deja de gritar.- me da un vuelco el corazón. Samantha es mi hermana. Voy a hablar con ella. Para mí, mi primera vez.  Mamá se acerca más a mi y el pulso me va desbocado. Estoy muy nerviosa. Extiende el brazo y me da el teléfono. Me lo pongo en la oreja.

-¿¡Karla?! ¿¡Karla eres tú?!- suena eufórica e incluso más nerviosa que yo.

-Si. Hola.- me atrevo a decir. Ella suelta un leve suspiro y desde aquí puedo ver que se relaja.

-Ay madre, ¿qué tal estás? Mamá ya me ha dicho que no te acuerdas de nada... pobre Karli. Lo siento un montón.

-No te preocupes, estoy bien.- la tranquilizo.

-Menos mal. ¿Que has hecho estos días en el hospital? ¿La comida está tan mala como dicen? ¿Te aburres mucho? ¿Te has podido planchar el pelo? ¿Has podido hablar con Marcus? Ah claro, no sabes quién es Marcus... ¿Mamá no te ha contado nada? - demasiadas preguntas.

-Eh..La comida está bien, no he probado otra así que me gusta. Si, ehh... No me aburro y ¿plancharme el pelo para que? ¿Quien es Marcus?- ¿Las prioridades de Samantha son que me halla podido planchar el pelo? ¿En serio? Esto me había dejado totalmente perdida y perpleja. ¿Como se suponía que tenía que reaccionar? ¿Qué hubiese hecho yo antes? ¿Y quien diablos es Marcus?

Mamá me mira confundida desde los sillones. Yo me encojo de hombros al ver que Samantha vuelve a resoplar.

-Ay dios mío. Cuando vuelvas ya iremos a la peluquería a hacerte el alisado permanente, tu tranquila, pero mientras tanto...

-No quiero alisarme el pelo.- la interrumpo. Ella hace un sonido de sorpresa y escucho que intenta decir algo, pero se queda callada, así que sigo hablando yo. - Me dan el alta mañana, si todo va bien. Nos vemos.

Cuelgo la llamada. Samantha no era ni de lejos como yo me esperaba. Tenía una voz muy aguda, que algunas veces puede resultar molesta para los oídos, y sonaba a la típica tiquismiquis que mira a la gente por en cima del hombro. Yo no quiero plancharme el pelo. Me gusta así. Y a fin de cuentas es mi pelo y no tengo que hacer nada que no quiera con el. Y me extraña un montón que se preocupe más por eso que por cualquier otra cosa.

-Ella... es un poco superficial. Siempre lo ha sido.- aclara mamá, sentándose en mi cama. -Es bastante intensa, y ella no tiene el pelo rizado. Lo tiene liso. Salió a tu padre.-me mira con una sonrisa triste y desganada. Papá. Nunca me había hablado de él, pero por lo que veo, no tiene mucha intención de seguir con ese tema.

-Yo no me lo voy a planchar.- afirmo.

-Si no quieres, claro que no. A mi me gustan mucho tus rizos.- con sus dedos hace tirabuzones con mi pelo. Mamá me cae bien -desde luego mejor que Samantha, si - me hace sentir que estoy segura y como en casa.

Aunque nos olvidemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora