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Salgo del coche y veo una casa con varios pisos. Ahí es. Está en frente del mar, y si subes la mirada te das de lleno con los acantilados. Me encanta esta zona de la ciudad costera. Cerca de nuestro bloque hay un parque, y tres calles más para atrás hay una calle con cafeterías, supermercados y todo lo que necesitamos para nuestra supervivencia.

Para mi sorpresa, el piso tiene garaje, y Samantha tiene coche, al igual que yo. Todavía no lo he visto, y en cima me tengo que renovar el carnet, pero me sorprendió muchísimo cuando en el trayecto mamá me informó de nuestra gran fortuna. Nuestro piso no era un pisito cutre en una ciudad cualquiera, es un duplex con ático y garajes propios. Si soy sincera, no me lo esperaba.

Teniendo en cuenta de que mamá es profesora de cerámica y de papá no se nada, el dinero parece haber brotado de los árboles. Pero, por qué me iba a quejar, tenía todo lo que -según mamá- una chica de mi edad pudiera desear. También me había dado una tarjeta de crédito, diciendo que como seguramente haya renovado mis gustos, si no me gusta mi ropa puedo comprarme nueva, cosa que me alegró bastante porque en definitiva, no me iba a quedar con esa ropa. La que no me pusiera la iba a donar a una ONG de niños sin hogar, ya que si a mi no me servía posiblemente a otras personas si.

-Karla, ven y saca tu maleta anda cariño.- voy en dirección a mamá cuando veo a una chica con el pelo castaño lacio atado en una coleta de caballo alta y sujetada firmemente que me hace pensar que si esa coleta no le está estrangulado el cuero cabelludo nada lo hará, baja corriendo unas escaleras y abre la puerta del portal efusivamente.

-¡¡KARLAAAAAA!!- y antes de que pueda reaccionar, la desconocida me está apretando entre sus brazos mientras me eleva unos centímetros del suelo.

-Cuanto te había echado de menos. Ay mira si has adelgazado y todo.- y, en medio de la incertidumbre, reconozco ese timbre de voz que tanto me molesta, y como no, esa superficialidad que tanto detesto. Samantha.

-Hola, hermanita.- la digo, apartándome un poco para ayudar a mamá con las maletas.

-Que mona vas, como siempre- al ver que me dirijo hacia el maletero del coche, me detiene de un brazo y me mira a los ojos. Tiene una pequeña raya negra justo al final de sus ojos, y es guapa. Tiene cara de modelo. Es unos centímetros más alta que yo, pero no mucho más. Se parece a mi en la nariz y en los ojos, pero poco más. Mamá tiene razón, ha salido a papá.

-De eso ya se puede encargar Adam.- dice, sacando el móvil del bolsillo. - Adam , baja un momento que tenemos que subir las maletas de Karla, date prisa y no te tropieces con esos pies de elfo eh- al acabar, se ríe a carcajadas como si hubiera hecho el chiste más gracioso del mundo, y dirijo una mirada de total confusión a mamá, que se limita a poner los ojos en blanco.

-Adam es... vuestro mayordomo.- ¿¡Mayordomo?! Por dios, ¿¡Cuanto dichoso dinero teníamos?! De pronto, veo a un chico trajeado vestido de traje negro muy elegante pero a la vez informal bajar por las mismas escaleras que Samantha, y tras abrir la gran puerta del cristal sale a la calle, con una mano en la espalda y la otra delante a la altura de la cadera. Sus pasos son ligeros pero transmiten poder y fuerza.

No debería tener más de veinte años, lo cual me parece extrañamente joven pero igualmente el atractivo de la madurez le hace brillar en su rostro. El pelo negro, perfectamente peinado hace que dude si ese color puede llegar a convertirse en un agujero negro y absorberme entera. Sus ojos totalmente inexpresivos, son de un tono grisáceo tenebroso que me hace temblar un poco, y que no sabría decir si son grises oscuro o completamente negros.

-Encantada.- digo, al ver que se acerca a mi y hace una pequeña inclinación con el torso. Todo en el me intimida, pero una extraña sensación de seguridad está también presente. Me saca unas notables cabezas, y no sabría decir si lo que más me ha sorprendido es que fácilmente mide uno noventa o que su espalda es más ancha de lo que me gustaría reconocer.

Aunque nos olvidemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora