↳ ੈ‧₊ ACTO 8

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Kokichi cerró los ojos, concentrándose en el pesado retumbar de su corazón ansioso.

Dejó salir de entre sus labios un delicado suspiro, sintiendo su cuerpo tensarse de la mejor manera posible. Quería aprender más a pesar de los nervios... saber más era una de sus únicas metas en un momento así.

―¿Hmm? ―Shuichi ladeó su cabeza juguetonamente, curioso del entusiasmo tan repentino. Era simplemente adorable―. ¿Crees estar listo?

―Sí, Sr. Saihara... Yo... Yo puedo aprender, estoy listo.

La respiración del muchacho pelimorado era rápida y entrecortada, denotando sus nervios derivados de la anticipación que estaba sintiendo. De verdad quería intentarlo, conocer más de su alrededor. Lo haría todo por su profesor, pues realmente le gustaba mucho.

―No pudiste soportar unas mordidas tan pequeñas... No creo que estés listo ―chistó el mayor, recorriendo las marcas que había dejado a lo largo del blanquecino cuello de su estudiante.

El opuesto se retorció ligeramente ante la sensación de ardor sobre su piel, más no desistió de su cometido. Quería aprender más, que su profesor le enseñara este arte macabro que no había experimentado aún.

―Es... ¡Es que estaba nervioso! ―trata Kokichi de excusarse, mordiendo su labio en una mezcla de pena y deseo. Sus mejillas se tornaban rojas, dejándolo sin aire para pensar, mucho menos para hablar coherentemente―. Tal vez no es lo mismo... quizá... cuando es usted, en vez de... ¡Lo juro! ¡Juro que estoy listo!

El músico no pudo hacer más que reír suavemente, su risa más maquiavélica que divertida.

―El mejor estudiante siempre tiene que buscar aprender más... ―añadió el maestro, sonriendo de manera que el joven Ouma podía ver casi todos sus aperlados incisivos, caninos afilados y sus premolares.

―No hay algo que quiera más que aprender de usted, Sr. Saihara... Seré su mejor estudiante.

Si era honesto consigo mismo, Kokichi podía confesar que, a pesar del miedo, él haría todo por el docente del club de música. Todo sobre él era perfecto, incluso cosas tan triviales como sus dientes, como su sonrisa.

―Sé que me lastimó antes, pero yo lo perdono por eso... Me lo merecía... Le juro que estoy listo, puede hacerme lo que quiera ―susurró el menor, su corazón agitado e incesante. Se encontraba sudando, su pecho subiendo y bajando con pesadez mientras que sentía la penetrante mirada ajena perforarle el alma―. Usted... Usted me da miedo, pero lo amo tanto... Ese amor opaca el miedo que siento... y yo haría todo por usted.

Sus rostros se acercaron, respiraciones aleándose una con la otra bajo el calor de la situación. El profesor los anexó a un cálido abrazo desesperado, derivado del deseo de tocarse más y más.

―Es tan difícil controlarme cuando actúas así ―posó Saihara su dedo sobre los labios ajenos.―. Tan ansioso por que te dé una lección... ¿Pero podrás soportarlo? ―suspiró seriamente, su tacto gentilmente agresivo―. Si te arrebato el aire de los pulmones... si te golpeo hasta que sangres... ¿Podrás soportarlo?

Ouma asintió de inmediato con la cabeza. Definitivamente quería continuar, sin importar el dolor que sintiera, sin importar nada más. Si ardía, quemaba o dolía, él resistiría solamente por el hecho de que era Shuichi quien causaba las desagradables sensaciones.

Podía sentir el abrazo del opuesto volverse más intenso, restringiendo su respiración significativamente. Sin embargo, así lo quería. Quería que fuera brusco, quería que su maestro de música tuviera control de cada uno de los aspectos de su vida, incluso sobre cosas como su propio flujo de oxígeno.

↳ 🪈₊˚. ··· My Favorite Teacher »-Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora