↳ ੈ‧₊ ACTO 5

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Estando dentro de la casa ajena, el joven Ouma aprendió una vez más sobre el embriagante sabor de los labios del Sr. Saihara.

Pues, saliendo de la escuela después de su pequeña plática, el mayor lo llevó a su hogar y tomaron asiento dentro de la sala de estar. Le ofreció a su opuesto un vaso con agua y un analgésico para el dolor de caderas que le había provocado durante su sesión en el cuarto de música, ya que Ouma se quejó de la sensación de su cuerpo dentro del automóvil una vez el placer inicial se esfumó.

Shuichi no lo tomó a mal, riendo a carcajadas cortas de lo adorable que se veía su estudiante quejándose de cosas así. Suponía entonces que podía ser un poco cortés con él antes de seguir con su diversión, por lo que conversaron sobre temas triviales sobre el sofá por algunos minutos a pesar de la incontrolable erección dentro de sus pantalones.

Sin embargo, la conversación naturalmente tomó un camino más interesante de lo que alguna vez esperó, lo que los llevó a abandonar la sala de estar y recorrer su charla amistosa a su habitación, donde todo comenzó una vez más.

Fue cuestión de esperar unos minutos antes de que Saihara comenzara a atacar con besos al cuello del pobre chico que tenía por adelante, desnudándolo para tener un mejor acceso. Lo sostenía desesperadamente por los brazos, recorriendo sin censura el resto de su cuerpo.

Kokichi no se quejaba de la situación. Al contrario, su cuerpo respondía satisfactoriamente al tacto tan deseoso de Shuichi, calentándose de poco a poco, sus extremidades estremeciéndose ante la atención positiva que estaba recibiendo.

Las sensaciones dentro de él eran como fuego, quemando rápidamente todo lo que tocaban hasta que la expansión de este era demasiada como para apagarlo. Consumía absolutamente todo, el resto de sus emociones quemándose hasta quedar nada más que ceniza dentro de él.

Era emocionante dejar que esto pasara a pesar de los nervios de ser descubiertos, del miedo a apegarse demasiado al docente de música.

Pues, si había algo que le horrorizaba incluso más que eso, era pensar en parar lo que estaban haciendo. No era ningún pecado sentirse así de bien, ¿Cierto?

Suspiro tras suspiro, paso tras paso, sin separarse de su íntimo contacto, Shuichi llevó ambos de sus cuerpos a través de la habitación y hasta la cama tendida al centro de la recámara.

Cautelosamente dirigió sus manos a la mesita de noche al costado de su cama, cuidando no romper la línea de besos que recorría los hombros y cuello del joven Ouma, y tomó de uno de los cajones una soga roja de algodón.

El pelimorado no cuestionó las decisiones ajenas, dejándose llevar por el calor del momento y las irresistibles mariposas que revoloteaban por su estómago.

Podía sentir como es que la cuerda rodeaba sus muñecas, su antebrazo y su torso... cómo es que Saihara ataba el resto de su brazo tras su espalda con ojos lujuriosos mientras que con sus manos recorría cada centímetro de piel expuesta.

El muchachito petite sentía una gran curiosidad por lo que sucedía, puesto que nunca se había encontrado en una situación semejante anteriormente.

Sus extremidades hormigueaban de manera incómoda debido a la incorrecta circulación de su sangre debido a la soga, alimentando así el incesante deseo de conocer incluso más. Shuichi tenía que enseñarle más, puesto que la sensación era tan dolorosa que era agradable.

―¿Sr. Saihara?

―Tranquilo... que buen chico eres ―susurró entre jadeos el profesor, besando los hombros del alumno para calmar sus nervios mientras trabajaba en atarlo―. Solo confía en mí, te enseñaré todo ―añadió con una sonrisa ladina, una mueca lujuriosa que Ouma solo podía amar.

↳ 🪈₊˚. ··· My Favorite Teacher »-Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora