Decode

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Ahora sí.

Con los líos externos ya resueltos, sigamos.

.

.

.

Se quedó a observar el patio. Por dentro, su mente estaba en una revuelta de emociones cruzadas.

— No puedo seguir contigo, lo lamento.

Sabía que le diría eso tarde o temprano, solo esperaba atrasarlo lo suficiente para que no le afectará tanto.

— Eres complicado, eso ya lo sabía, pero tu estilo de vida lo es aún más. No creo poder manejarlo.

— Eres tan aburrido como los demás— respondió Killua con aspereza y rencor.

— Estuvimos en medio de una lluvia de balas.

— Así es mi vida todos los días. ¡Ese es el mundo en el que vivo!

— Yo no encajo en ese tipo de mundo. Lo siento.

Killua se mordió los labios y bajo la mirada.

La puerta hizo un chirrido.

— Oh, Killua, disculpa la tardanza, tuve que hacer unos recados. ¿Esperaste mucho?

Kurapika se lo encontró contemplando la ventana, las manos en los bolsillos y un ambiente extrañamente tenso que no sabía cómo catalogar.

— No, pensaba en unas cosas...

Si su propia imaginación logro lastimarlo, más lo seria cuando Kurapika lo terminara de verdad.

— Killua, mírame.

El dejo su contemplación del exterior para obedecer al rubio, muy de mala gana. No quería verlo, no quería reconocer esta realidad porque sabía lo que vendría.

— Debo decirte una cosa— Empezó, un poco incómodo porque Killua le dirigiera una mirada molesta— Para este verano, conseguí un trabajo de tutoría y no podré ir a ese viaje contigo.

— Entiendo.

— Es un empleo a tiempo parcial. Me contrato el padre de...

— No me importa eso— Killua lo corto de raíz, secamente— Dime lo que vas a decirme.

— Ya te lo he dicho, ¿O esperabas que dijera algo más?

— Lo importante, por supuesto.

— ¿Una disculpa por fallarte en vacaciones? Lo acabo de decir, lo siento mucho.

Killua apretó los puños, impaciente. Si tenía que acabar así, que lo hiciera pronto, para dejar de contenerlo y lidiar con eso, no quería sentirse de ese modo por mucho más tiempo.

— Maldita sea, solo dime que vas a dejarme. No lo adornes o pongas excusas que no estarás conmigo por una oportuna tutoría.

— ¿"Dejarte", eso esperas que diga? — El rubio ladeo la cabeza, confundido.

— ¡¿Pues qué más?!

No entendía porque Kurapika se tardaba tanto. ¿Buscaba la manera piadosa de decirle que ya no quería tener nada que ver con él? No hacía falta que diera muchas vueltas, solo dilo y ya, un Zoldyck no era de cristal para estarlo cuidando.

— Killua.

En cuando oyó pronunciar su nombre con ese tipo de voz, inflexible y firme, supo que era el momento culmine. Diablos, realmente lo iba a hacer y todavía no estaba listo para recibir el rechazo, sus manos sudaban tanto de los nervios como del instinto de golpear algo para desquitarse.

Still Into YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora