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Jungkook había sido el goleador de los 4 partidos jugados. Todos se los había dedicado a Gaeun, su amiga, hacia la letra "G". Le enviaba las grabaciones donde ejecutaba los goles y se los dedicaba, pero no había respuesta.

-¿Qué cara es esa? -le preguntó un compañero del equipo- ¿Tu novia no responde?

-Algo asi. En realidad es mi...

-No me digas nada -le interrumpió-. Olvídate de eso y ven a festejar con nosotros.

Lo tomó del hombro y lo guió hacía donde estaban los demás. No muy convencido, dejó a un lado el teléfono y salieron de esa habitación.

Por otro lado, en el hospital, la madre de Gaeun había llamado urgentemente a su esposo, quien estaba trabajando. La castaña no había soltado ni una sola palabra desde de que despertó. Su madre le hablaba pero era como hablar con la pared. Ni siquiera la miraba, su vista estaba en la pared, cómo si hubiera algo interesante.

-Cariño...puedes contarme que es lo que pasa. Yo estaré aquí para escucharte. -dijo con un nudo en la garganta.

Una mano masculina posó en su hombro. Giró su rostro y era su marido. El padre se acercó a la camilla donde estaba su hija. Ésta al verlo se tapó por completo.

-Gaeun, mi amor... Háblanos, por favor. -la voz del hombre sonaba desgarradora.

Y luego de unos segundos...

-Quiero estar sola...

Ambos mayores se miraron con los ojos cristalizados. Fueron muy respetuosos con la petición de su hija y la dejaron sola.
La mujer al salir, se quebró totalmente abrazando a su esposo.

-¿Qué haremos? No quiere ni mirarnos...

-¿Sus amigos?¿No hablaste con ellos?

-Jimin se fue a Japón con su familia después de mucho tiempo y no quiero preocuparlo...

-¿Y Jungkook?

-Esta en un torneo en Daegu...

Durante todo el día, Gaeun permaneció en su habitación, sola, como ella quería.
No tenía ganas de nada, se sentía miserable y enferma, obvio. Ya no tenía interés por nada, su teléfono se volvió en un monstruo donde la envidia era lo que más sentía al ver lo bien que estaban sus conocidos. Ellos estaban bien, al menos de salud y eso era lo que más envidiaba de ellos, por esa razón apagó su celular.

En Daegu Jungkook ya había vuelto al hotel. Esperanzado se fijó en su teléfono si había alguna respuesta de su amiga, pero nada. La llamó y llamó, pero seguía sin responder y eso le asustó. Buscó el número de la madre de Gaeun en sus contactos y llamó. Se tardó unos segundos hasta que respondió.

-¿Hola?

-Sra Kang. Hola. -saludó siendo respetuoso.

-Ooh, Jungkook. ¿A qué se debe tu llamada?

-Lamentó que sea molesto pero Gaeun no me ha respondido los mensajes desde ayer y eso, siendo sincero, me tiene preocupado. ¿Le ocurrió algo? -la mujer notó la preocupación en su tono de voz.

-Ella...no ha querido hablar con nadie. Eso me tiene muy inquieta. Jungkook, cuando llegues, ven a visitarla ¿Quieres? Te necesita...

Te necesita.

Esas palabras, lo dejaron mudo por unos segundos. Él suspiro y asintió como si tuviera en frente a alguien.

-Claro que si, Sra Kang. Iré en cuento llegué.

Y colgó.

Un poco preocupado se sentó en su cama. Abrió la galería de su celular y había muchas fotos de su querida amiga. Miraba cada una de las imágenes que le había sacado anteriormente. Y totalmente embobado sonreía.

la última flor | j.jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora