Don't Blame Me. ©️🔞Jungkook Y Tu.

Capitulo 59

—No puedo. Tengo cosas que hacer. Importantes.

—Pero, vamos solo será una vez.

—No puedo Cass. Si gustas ve y busca a tu novio, que anda por ahí como alma en pena, su cara me dan ganas de reirme.

—Pero es que no me gusta Clay.

—Lo hacía, ahora busca ese sentimiento muy profundo en tu corazón y síguelo, porque tengo cosas que hacer.

—Jungkook. —dijo en forma de reproche cuando me alejé con paso apresurado caminando hacia el ascensor ¿por qué tuvo que irse tan arriba? Mierda arregle mi pantalón duele mucho cuando se apretá contra mi pene. Moje mis labios y cerré mis ojos imaginándola justo como en la foto, una sonrisa se formó en mis labios. Cuando puse el número el elevador comenzó a subir, suspire y mire al frente, quite mi chaleco y me aflojé la corbata.

—Joder como te amo Tn.—escuche el sonido del ascensor, abrió sus puerta y me abrí paso entre el pasillo, mire los números de las habitaciones, ¿cómo consiguió mi esposa una habitación?, este lugar es muy caro, aunque ese no sería el problema, sino que lo haya reservado justo ahora, donde es imposible. Tome el picaporte de la puerta cuando finalmente la encontré, la abrí lentamente, no hizo ruido, lo cual me hubiera gustado hacerlo, me gusta un poco el drama, suspire, por mi cabeza pasaban todas las escenas posible de cómo ella me recibiría, pero estoy muy nervioso, y no soy la clase de hombre que se pone nervioso  por algo así. Esta chica me ha cambiado. La puerta se abrió por completo. Me quedé justo en la línea de la habitación de la puerta.

—¿Le tienes miedo a la oscuridad?—sonreí al escuchar su voz.

—La oscuridad es el lugar de donde provengo.

—Siendo así, entra si no te asusta encontrar luz al final del camino y enfrentar la realidad.

—Una realidad me asusta si no es contigo a mi lado.

—Mentes pobres piensan en la dependencia de un amor acompañado.

—No puedes culparme por querer amar la dependencia cuando se trata de ti. --respondí. Camine hacía adentro y no escuchaba nada, ni siquiera su respirar.

—¿Qué quieres de mí?

—Una vida.

—¿Qué estás dispuesto a ofrecer por ello?

—Tiempo. Respeto, confianza.

—Ofreces mucho por alguien que no puede ofrecer lo mismo.

—No lo haría si estuviera seguro que la persona que quiero no me podría corresponder, pero lo hace, por eso obtengo mi oscuridad y mi fuego interior, mis miedos, mis preocupaciones hacia la tortura a cambio de una vida feliz a tu lado.

—No quieres ser feliz.

—Ser feliz en momentos de guerra es mejor que en momentos de calma. 

-- Bien. --respondió y escuche como la puerta se cerró en un tremendo golpe, me quedé de pie, la luz se hizo presente. Escuche el sonido de los tacones, mi respiración se hizo más agitada, estoy justo a un metro de la cama, de pronto su cuerpo, su hermoso rostro se dejó ver, mordí mi labio al detallar su cuerpo, medias de media pierna y tacones, guantes transparentes color rojo y una máscara del mismo color.

Pasa una vez más la lengua por mis labios, y luego una mano por mi rostro.

—Parece que has visto un fantasma.