"Una vida compasiva"

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Al menos así era para mí.

En culpar a los detectives y encargarnos de la Port Mafia. No podía dejar de resonar en mi mente lo que dije a aquel chico albino.

-¿Por qué me siento tan podrido? Fyodor.- le dije sin muchos ánimos.

-No lo sé Nikolai. Lo que sientas no es algo que me corresponda. Tampoco tengo la capacidad de controlarlo aunque lo quisiera. - me volteó a ver, frío como siempre. A diferencia de él, yo sí estaba harto de tener que hacer cosas malas.- ¿Te arrepientes?

-¿Qué pasaría si lo hago?, no rompería tu promesa, no sería capaz de dejarte aquí solo aun sabiendo que acabarás muerto.

El abrazo que recibí de él fue tan incómodo y tal vez algo superficial. Lo detesto, saber que lo perderé si no es que ya lo hice, y estaría viviendo en un recuerdo perpetuo, me consumía.

-Desde que acepté a Fukuchi en el quipo supe que perderíamos, ese era el plan desde un inicio.- Me dijo al oído. Podía ver en sus palabras un pedido de auxilio, tal y como fue en aquel psiquiátrico, siempre ocultando sus miedo e inseguridades.

-Perdon por no lograr protegerte. - Besé su mejilla con delicadeza, estuvimos abrazados un rato sin soltarnos, sabiendo que serían los últimos latidos que escuchariamos del otro. - Te amo, me gustaría pensar que te volveré a ver después de que el conflicto termine. “Ser felices juntos, lejos de los conflictos que nos atan” siempre fue mi deseo de madrugada, ese de las 11:11 que tu considerabas supersticioso, claramente lo soy.

-¿No te sientes atrapado por eso?.

-Para nada, mis sentimientos son lo único que me mantienen atado en estos momentos.- suspiré algo cansado- pero sabes, no me importaría estar atado por estar a tu lado.

-¿Qué tanto has leído estos días?- me sonrió, eso era común en él, saber que la filosofía me encanta era algo de lo que no me enorgullece aún si es algo que me encanta.

-El mundo nos aprisiona y siempre fuimos libres, o la libertad es obra de nuestros instintos. Cosas que difiero en cierto modo, pero me dejó pensando, y si tienen razón? no por completo pero en concepto, ¿que podría significar la libertad?. Lo confundí con libertinaje ahora que lo pienso, podría renunciar a una parte de mi libertad y ser pacifico y libre a cambio de que nadie más me haga daño, porque después de todo, me siento cansado de ser un villano. - lo miré con detenimiento, sus ojos morados tan lindos, quisiera verlos eternamente, los recordaré.- Tu eres las respuestas a mis problemas, el ceder a ti solo me hizo ser la llave que cierre esa puerta cuando yo quiera.

Soltó una risa después de eso, sus ojos se humedecieron más de lo normal y después esa risa parecía dolorosa.

-Me alegra que en estos momentos sigas buscando tu libertad fuera de todo esto y que no te defina.- me miró a los ojos y acaricio mi mejilla- podrás hacerlo, te lo prometo.- Una lágrima recorría su mejilla y él sin darse cuenta parecía tan asustado que el temblor de su mano era tan perceptible aun con sus suaves caricias.

El estrés parecía estarlo consumiendo desde hace mucho tiempo. Desde que lo conocí parecía odiar a los vulnerables, usarlos a su favor como marionetas. Presiento que solo odiaba esa parte de él que nunca quiso que alguien lo vea o se aproveche de ese modo de él, aunque sí lo hicieron nunca fue suficiente.

-¿Parece que todos nos la pasamos sobreviviendo, no crees?- le dije para aliviar el momento.

-Tienes razón, eso hacemos siempre.

En otro contexto estaría seguro que… olvídalo, no existe, a fin de cuentas no importa porque imaginar no hará que sea realidad solo me aprisionará en cosas que amo y no podré ser libre, porque la realidad real está en lo que existe, no en simples historias falsas.

- Tu puedes - le dice sin más tras sonreír dulcemente.

Ese momento lo voy a atesorar en mi memoria, fue la primera vez que fue totalmente sincero conmigo, las palabras, sus gestos y su mirada me decían todo de él, no tuve que descifrar lo que quería decirme, y la verdad no era un lenguaje inteligente o extravagante, simplemente era un joven de 26 años que tenia miedo, tal como todos lo tuvimos en algún momento, un lindo joven que ya no tiene nada mas que hacer que disfrutar sus últimos momentos de vida.

Eso es hermoso, la vida y las decisiones en que nos deja opinar una que otra vez es hermosa, perecer no fue culpa de la vida en estos momentos, aunque si lo fuese sería lindo porque cuando eso sucede siempre es compasiva, como cierta enfermera en cuidado de los que están bajo su cargo.

¿Qué tal si los humanos siempre fuimos buenos?, eso tendría sentido, el gobernar sobre algo nos hace fuertes y agresivos, sin eso, tal vez todos en igualdad seriamos como la vida, compasivos con el otro.

Al final yo tenía razón, eso es lo que más me dolió. Dazai ganaría siempre por encima de Fyodor, aunque parecía una pelea entre dos demonios y ganó “el demonio prodigio”, no se porque ahora detesto esa palabra, tal vez porque significa que están dispuestos a matar y sacrificar personas para su beneficio, Fukuchi, Sigma, Fyodor… mi gran amor.

- ¿No dirás nada sarcástico?.

- No esta vez.

No esta vez, ¿por qué? inclusive eso hubiera aliviado el momento, en verdad lo necesitaba, necesitaba dejar de derramar lágrimas sosteniendo su mano tan fría y muerta. En verdad quería aferrarme a su último rastro de su existencia, esa existencia que me daba libertad.

“Ya no tienes que ensuciarte las manos, yo me encargaré de que mueras y así darte la libertad que deseas, lejos de los sentimientos que te aprisionan, solo… no te arrepientas”

Aun con esa afirmación, me resultaba molesta de aceptar en esos momentos, quise verlo como un chiste ya que sabía que me dolería saber que lo perdí, pensar que el chico de vendas siempre me arrebataba a Fyodor, ya sea en pensamientos como en vida me desilusionada bastante.

Pensé por mucho tiempo mis sentimientos, pensé en lo que me haría libre y aun así no me pude convencer que todo era para mejor.

« Una plena libertad » FyolaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora