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Milagrosamente Baela había dejado sus ilusos intentos de acercarse a fuerzas a sus hijos, intuía que era el hecho de que los niños estaban en el internado y él viajando por el mundo en su trabajo deportivo

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Milagrosamente Baela había dejado sus ilusos intentos de acercarse a fuerzas a sus hijos, intuía que era el hecho de que los niños estaban en el internado y él viajando por el mundo en su trabajo deportivo.

Había iniciado a finales de febrero, y había iniciado un buen año con un p4 en Bahrain, luego un p3 en Arabia Saudita, teniendo con ello su primer podio y su primer demostración que él era el candidato a ser el campeón del mundo para el equipo Mercedes y no solo por eso, su compañero de equipo había demostrado que era la definición perfecta de desperdicia Poles en las 5 carreras que había tenido en el año. Dalton había ganado la pole en tres ocasiones y había tenido un Dnf en una y un bajón en posiciones gradualmente.

Se encontraba en una pequeña semana de descanso,de vuelta en Inglaterra, con su novio y sus hijos.

Se encontraba de viaje con su novio, yendo a distintos lugares de su ciudad o fuera de ella, explorando sus raíces, todo estaba relativamente bien.

Y probablemente debió de aprovechar la calma antes de la tormenta.

Su celular empezó a sonar, demostrando que tenía miles de notificaciones entrando, supo que todo estaba mal en el momento en el que recibió una llamada de su jefe; no quería ver de qué se trataba, quería mantener la ignorancia a su nueva vida pública.

Pero esto se salió de sus manos.

— Hola? — contestó dubitativo, con el celular en su oreja mientras se encontraba empacando todo para su viaje a Miami.

— Ya has visto lo que pasa. — cuestionó directamente el hombre a través de la línea telefónica, Jacaerys se permitió escuchar el tono pesado de voz.

— No. — igualmente contestó directamente, se sentó en la cama dejando sus maletas de lado y abrazó sus rodillas para esperar el golpe.

— Quieres que te lo diga o lo quieres ver directamente. — preguntó con cautela el hombre, demostrando lo delicado del tema y con solo eso la magnitud del problema.

— Dímelo, yo… solo dilo. — quería al menos tener la imagen mental antes de agarrar su celular y ver lo que pasaba.

— Una mujer, su nombre es Baela Velaryon, fue entrevistada por la revista People, dijo que era tu novia y que tenían tres hijos, mostró imágenes y todo. — Baela era una maldita perra que no conoce los límites. — ¿Es eso cierto? —

— NO… perdón, no, ella y yo tenemos historia, pero solo forma parte de mi pasado, ella solo es la progenitora de mis hijos. —

— Bueno esa es tu vida, pero ahora vas a tener a miles de personas detrás tuyo, personas sintiéndose con el derecho de juzgarte y cuestionarse porque hay otra noticia. —

— ¿Otra? — cuestionó con pesadez en un hilito de voz que demostraba que Jacaerys ni estaba bien.

— Tú… ammm, no sé cómo preguntarte ésto. —

Tarde - Jacegon - | En Edición. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora