CHAPTER 1
| Coming for you.
—Tengo ganas de comer—Hablé haciendo puchero mientras jalaba el brazo del Austriaco.
—¿Qué quieres comer?—Consultó mirandome.
—Comida.—Hable con gracia.
—Que chistosa.—Habló.
—Mm, bueno, PASTA.— Chillé como niña.
—Suena bien.—Habló el con una sonrisa.
—Para vos todo lo que sea comida suena bien, Tio.—Dije mientras sacaba mi celular.
—Concuerdo.—habló viendo la hora en su celular.
—Vamos al auto entonces, ¿no necesitas buscar nada más?.
—Solo esto.—Levanté mi mano mostrando un monton de bolsas.
Subimos al auto y nos dirigimos a un restaurante de pasta. Aún que apenas llegamos la gente comenzó a amontonarse, a gritar y a sacar fotos.
—Buen dia para comer pasta.—Hablé.
—Chistosa.
—¿Y si mejor vamos a un super y cocinamos en el apartamento?—Hablé, no queria comer con un montón de camaras grabando hasta si se nos salia un moco.
—Me parece buena idea.
El viaje desde el restaurante al super habia sido silencioso, pero no del todo ya que la radio se encontraba encendida.
—Voy y vuelvo rapido ¿si?.—Hablé abriendo la puerta, a lo que mi padrino solamente asintió tranquilo.—¿Algún tipo en específico?.
—Spaghetti.
—Okey, ¿algo más?.
—Nada más Mein Mädchen.—Ante su respuesta solamente bajé del auto cerrando la puerta.
Al bajar, una oleada de aire pegó en mi cuerpo provocando un escalofrio debido al frio.
Al entrar al supermercado me apresuré en buscar las cosas necesarias para cocinar y de paso, algo para picar a mitad de tarde como de costumbre. Al acabar me apresuré en ir a la caja temiendo que se ponga aún más fresco.
Me encontraba en el último pasillo que estaba cerca de la caja, cuando de repente alguien me choca el hombro haciendo que se me caigan las cosas al piso. Pero para el mismisimo colmo no se dignó a disculparse, ni a dar media vuelta siquiera, se dirigió tranquilamente a la caja como si nada hubiese pasado.
Levanté las cosas lo más rápido que pude y me dirigí hacia donde estaba el chico que me acababa de empujar.
—Disculpame pero, recién chocaste conmigo, hiciste que se me caigan las cosas.—Hable lo más tranquila posible tocandole el hombro.
—¿Discúlpeme?—Habló con un tono raro.
—Lo que escuchó, la verdad me pareció una gran falta de respeto.—Hable ya con enojo.
—No deberias hablarme así, ¿sabes quién soy yo?. —Habló indignado.
—La verdad si quiera me importa, solo digo, que minimo deberias disculparte.—Dije reprochandome si decir que me importa un huevo sonaria desubicado o no.
—Deberias tranquilizarte un poco, es una idiotez por lo que me reclamas. Si me disculpas tengo cosas mucho más importantes que hacer que estar peleando con alguien que ni siquiera conozco.
—Hay flaco, sos un dolor de ovarios, lo unico que tenías que hacer es disculparte.—Hablé en español haciendo que el chico se me quede mirando raro, tratando de entender lo que habia dicho.
Agarré rapidamente y me colé en la fila cuando vi que era el turno del chico que me estaba amargando la existencia, haciendo que la cajera me atienda primero por lo cual el castaño bufó con enojo.
Al terminar le dediqué una sonrisa a la cajera y le entregué el dinero, pero antes de salir me di vuelta viendo que el castaño de hace rato me miraba con rabia, a lo que yo solo respondí con un guiño y una sonrisa más falsa que las Barbies que vendian en los chinos de mi país.
¿Lo que hice fué infantil?, Tal vez.
¿Me arrepentia de lo sucedido?, Claramente no.
Me dirigí rápidamente hacia el auto temblando de frío.
—¿No podemos hacer nada para posponerlo?. Bueno, en un rato llego.—Habló un no muy feliz Wolff.
Ya sabia lo que significaba, toda mi vida estaba envuelta en esto. Las cosas que nunca pude hacer con mi familia debido a esto, las reuniones imprevistas, las vacaciones canceladas, las cenas en la que terminas plantada. Odiaba esto.
—Perdón lena, me surgió algo del trabajo, de verdad lo lamento mucho. Te prometo que lo haremos otro día, ¿si?—Toto solo me miraba con lastima, como si aún fuese esa nena de 5 años.
—No pasa nada.—Hablé.— ¿Tienes tiempo de llevarme a casa e ir?. ¿O me tomo un Uber?.
Claramente pasaba algo, pasaba de todo, y lo peor es que me seguían tratando como si no entendiese o fuese un estorbo.
—Perdón Helena pero la reunión es en 10, no llego con los tiempos. Toma para el Uber, de verdad disculpame.—Habló con lastima
Otra vez.
—Bien, no pasa nada.—Me bajé del auto con un montón de bronca acumulada y saqué las otras bolsas de la parte de atrás.—Qué te vaya bien Tio.—Fingí una sonrisa. Ya se me hizo costumbre.
Claramente sabia que debía trabajar y que era sumamente importante que el esté ahí. Pero
¿Era justo tenerlo todo y a la vez no?.Y de seguro pensar, "pero pasó toda la mañana con vos." Error, pasó toda la mañana con el celular tecleando y llamando.
¿Pero que más se puede hacer?, si es del gran Toto Wolff de quién hablamos.
Para mi gran suerte, apenas se fué, salia el chico de hace rato mirandome de la peor gana subiendose a un Ferrari completamente nuevo
Caí en cuenta de que ese chico de verdad se me hacia conocido pero no sabia de donde.
Terminé tomando un maldito Uber de vuelta a mi apartamento, sola, con un montón de cosas que llevar y encima empapada por qué comenzó a llover.
Al llegar me limpié los pies, y dejé todo en la mesa con bronca soltando un suspiro. Cociné, y busqué una colcha para acostarme en el sillón a ver Gilmore Girls mientras comia.