Capítulo 2

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Tecleó por séptima vez el nombre completo de Alex, con la esperanza de esta vez leer algo más sobre Kara, y es que, había desactivado sus redes sociales, nadie sabía sobre el paradero de la rubia, después de la muerte de Leyla su vida se ensombreció al grado de caer en una fuerte depresión que la hizo alejarse de todos, pedir un permiso en el trabajo y buscar una manera de calmar el dolor, por eso cada día Lena buscaba el perfil de Alex, más no encontraba mucho ya que tampoco solía actualizar. Hace dos semanas contactó con una solicitud de amistad a la chica, quería volver a entrar en la vida de Kara, no presionar nada, ni incomodarla, ya que la conocía, no le gustaba socializar si la situación lo requería, ni confiaba en las personas fácilmente, así que intentaría hablar con ella usando un buen pretexto. Suspiró dándose cuenta de lo complicado que estaba resultando todo, más porque no se lograba acostumbrar a ese cuerpo, a esa vida, hizo una mueca viendo el techo, si tan solo no hubiera recibido aquel impacto de bala esa noche las cosas seguirían de la mejor manera, pero, todo cambio por completo.

–––Lena, un cliente quiere hablar contigo. Minimizo la ventana del ordenador y se giró viendo a su asistente, por más que intentará comprender el arte no lo lograba, ella era más de música, actuación, teatro, no de galerías, mucho menos en subastas importantes que generaban billones de dólares. Se rascó la nuca intentando buscar un pretexto, algo que valiera para deslindarse en ese momento de la situación. –––Tengo que salir en este momento, atiéndelo tu y dile que vamos a aceptar sus condiciones.

—Pero nunca hacemos eso, siempre tratas de negociar, sacar provecho de la situación. Entrecerró los ojos viendo con cierta confusión a la contraría, Lena nunca permitía que ningún empleado se involucrara en las negociaciones.

–––Llevas trabajando años con nosotros, confió en que lo harás bien. Le sonrió de manera amable esperando que con eso la conversación terminará.

—Tengo tres meses trabajando aquí, despediste a tu asistente porque intento hablar con uno de los clientes.

–––¡Oh! Siempre se puede cambiar de parecer. ––– Se levantó de la silla cerrando la pantalla de la laptop. –––En ti puedo ver potencial, algo que no veía en la otra chica.

––– Era un chico. Elevó la ceja intentando comprender lo que pasaba, no solían cruzar más de las palabras necesarias y ahora estaba teniendo una conversación con su jefa. –––¿Se encuentra bien? Ha estado un poco ausente, y usted no suele comportarse así, siempre se mantiene atenta en todo lo que hace. Hizo una pausa cerrando los ojos, negó suspirando. –––Quiero decir, nunca se equivoca y no, no estoy diciendo que lo haga en estos momentos es solo que. Arrugó la nariz bajando la mirada. –––Lo mejor es que no siga hablando, quiero conservar mi empleo. –––

Se cruzó de brazos escuchándola, intuía cierto miedo al hablarle lo que provocó un poco de pena pues no era la primera persona que se mostraba así ante ella, al parecer Lena tenía cierta reputación en el trabajo. Respiró hondo mirando a la chica quien tenía la vista clavada en el suelo, llevaba dos semanas en ese nuevo cuerpo y no podía comprender muy bien la historia de aquella mujer de la cual ahora formaba parte, intento buscar algún familiar, amigo, algo que le dijera quien fue, pero, era una hoja en blanco, sin contactos en el móvil más que de clientes y las únicas redes sociales que tenía eran de la empresa donde trabajaba, no había más, ni fotografías, ni algún recuerdo que hubiera quedado, su mente solo era capaz de recordar lo que vivió en su vida anterior.

–––¡Emm! Señorita Luthor, el cliente se encuentra en la línea y no me ha dicho que haremos.

–––De acuerdo, quieres seguir conservando tu empleo, ¿No es así? Pues entonces vas a encargarte de ese cliente, cerraras el trato por mí y solo me enviarás la información de su respuesta junto con la hora, fecha, lugar donde se llevará la próxima subasta. Le dejó una palmadita en el hombro antes de retroceder y adoptar una postura más profesional. –––Así que mucha suerte. Entrecerró los ojos leyendo el nombre en su gafete. –––Nia, es tu momento de sorprenderme.

11:11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora