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-- ¿No eres de este pueblo? -- preguntó algo sorprendida.
-- Claro que no -- respondió con tranquilidad mientras le daba una mirada al lugar -- Soy de una ciudad.
Los ojos azabaches de la niña brillaron cuando escucharon la palabra "ciudad", jamás estuvo en una y lo poco que sabe de una ciudad es por la televisión.
-- ¿Te gustaría ir a mi ciudad? -- preguntó mientras jugaba con un mechón del pelo de la niña.
-- ¡Sí! -- gritó entusiasmada haciendo al mayor reír, pero luego ese entusiasmo se desvanece al recordar su realidad -- No puedo...
Murmura triste la niña, baja la mirada hacia el suelo para ver sus pies balancearse en el aire.
El mayor tarareó en busca de una respuesta, en realidad ya la tenía pero tiene que fingir frente a la joven.
-- Yo puedo llevarte.
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-- ¿Dónde estabas ayer? -- el rubio con prisa se sentó junto a su amiga -- Ayer no estabas en casa.
Cómo buen chismoso que es no podía mantener la boca cerrada, tenía la urgente necesidad de preguntar a la zabache por su repentina desaparición nocturna.
-- ¿Es importante saber eso? -- preguntó confundida por la actitud del rubio.
-- Seguramente estuvo con algún tío follando -- se metió en la conversación el pelirrojo con cierto tono de burla -- ¿Si no, por qué escapó por la noche?
-- ¡Exacto! -- exclamó el rubio dándole la razón a James -- ¿Con quien?
Está vez miró a la azabache, por su ceño fruncido supo que su objetivo fue logrado, molestarla.
-- ¡Ya dejarme en paz! -- gritó enojada -- ¡Vosotros sabéis que no hago eso!
Ambos chicos se ríen de la reacción de la chica, si les pagarán cada vez que molestarán a la azabache, ese par serían completamente millonarios a no más poder.
Los tres adolescentes estaban en una pequeña discusión un poco alejados a los adultos.
Tom y Charles, estos dos estaban viendo a los tres jóvenes.
-- ¿No sientes algo de culpa? -- miró a Charles con cierta sonrisa -- Tú la metiste en esto.
