Latidos

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La luz le segó temporalmente al abrir los ojos,  era una luz más tenue y amarillenta, señalando que se trataba del ocaso. 

— Tomioka-san, Tomioka-san— lo llamó una chica de cabellos oscuros atados en dos colitas. — Naho avísale a Shinobu-san que Tomioka-san ya despertó—

—¿Donde?— su voz salió ronca  y subió su mano hasta su frente tomando asi su temperatura que seguía elevada.

— El pilar del sonido lo trajo hasta acá después de que se desmayara por su celo— le explicó la niña— Shinobu-san está con el joven Rengoku, vendrá en un momento—.

El mayor asintió. Seguía pensando en la extraña situacion de esa mañana.

— ¿Despertó?— entro ajitada la pelimorada que estaba despeinada y bastante cansada a simple vista, desvió la mirada y se encontró con el chico de ojos azules; quien se percató de que la mujer estaba impregnada del aroma a canela y gengibre que había captado del rubio que recién conoció; frunció un poco el entrecejo— Tomioka ¿Dormiste mucho, no es así?— dijo sarcástica. — Ahora, contéstame algunas preguntas por favor— sonrió de oreja a oreja. El chico asintió. 

—¿Cuando fue tu último ciclo de calor?, Estabas fuera y no lo noté —
— hace dos semanas— se levantó de la cama y quedó sentado en esta misma.
La mujer realizó un sonido de sorpresa—¿Y tu última regla?—

— La semana pasada— se apenó un poco por compartir ese aspecto tan personal.
— Como si yo no pasara por lo mismo— le dio un golpesito en el brazo— Nos conocemos hace siglos, creería que ya no te apenarías por eso —se tomo de la barbilla y respiró tratando de calmarse.

— Giyuu-chan, creo que te tengo una buena noticia— habló con especial alegría — Encontramos a tu pareja destinada— tomó las manos del chico quien estaba confundido para ese entonces.

—¿Mi destinado?—
— Sip!, Kyojuro Rengoku es tu alfa, es algo lindo ¿no?, Aunque debo decirte que es una bestia cuando está en celo, se veía tan apasible— negó con la cabeza.

El azabache abrió los ojos, se refería a que ¿habían hecho algo indebido?, ¿Por eso Shinobu olía así?. Su expresión cambio a una de susto y celos entremezclados.

— Fue un dolor de cabeza sedarlo, al principio controlo bien todo en la finca del patrón pero cuando llegó aquí solo quería oler tus feromonas— se sobo el puente de la nariz. — fue difícil poder administrarle un sedante, pero al final de cuentas son alfas — rodo los ojos—¿En qué pensabas!— enarco una ceja — ¿que había hecho algo indebido con él?— disfrutó ver la expresión apenada del otro omega. — no lo haría, me conoces Giyuu, se que son tus instintos los que te hacen pensar eso—

Besos en guerra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora