one shots y otras cosas que (nadie me lo pidió pero) me gustaron al leerlas y se las quería compartir.
la mayoría son sacados de Tumblr, por lo que no son de mi autoría.
Publicado originalmente en tumblr por: credince--writes
Traducción por: winterbirra
Palabras: 1541
Emparejamientos: Keegan P. Russ x Lectora!
Resumen: Encuentras a un hombre extraño en el bosque, sin duda huyendo de la federación. Él parece, bueno, en términos simples hecho polvo. Que tu acto de bondad no quede impune.
Nota del autor/ra: ninguna.
Advertencias: ninguna.
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Se quedó en silencio, mirando alrededor de la cabina como si realmente no la hubiera mirado antes. "¿Me acogiste?"
"¿S... sí?" Cuestionaste, preguntándote si era algo incorrecto para decir. "Estabas herido..."
Se apartó del mostrador, girando pero sin permitirse estar completamente de espaldas a ti, antes de deambular unos pasos hacia adelante y mirar por la ventana.
Tu mano se apretó alrededor de la encimera, perdida antes de hablar de nuevo.
"¿Tienes hambre?"
Su presencia todavía se cernía sobre ti, incluso unos pasos atrás cuando miró por la ventana para mirar su ropa flotando en la soga de afuera.
Casi te atragantas con tus palabras mientras hablabas, observando cómo su cabeza se vuelve hacia ti ante la pregunta. Un destello de confusión bailó en sus ojos como si estuviera tan incrédulo como tú de que le preguntaras algo así después de que te llevó la mano a la garganta.
Él podría matarte.
Tu agarre se tensó en la encimera, sosteniéndola como un ancla; tu agarre en la madera era tu salvavidas en esta situación.
Era como ser observado por un depredador, la sensación de correr gritando una mala idea porque lo seguiría y probablemente ganaría sin importar sus heridas.
"Estás herido". Volviste a hablar, tratando de aclarar la confusión. "No has comido mucho... yo-" Te detuviste, pateándote mentalmente mientras se movía vacilante a la sala de estar y observaba la pila de mantas en las que había estado durmiendo las últimas noches.
Se quedó en silencio.
"Estas sangrando." Hablaste de nuevo, mirando el pequeño hilo de sangre de un rasguño abierto en la parte superior de su brazo.
Su cabeza se inclinó mientras miraba la herida, sus fríos ojos azules te miraron con desdén.
Diste un paso hacia él, dejando finalmente la mano del agarre mortal que sostenías en la encimera. Te moviste con cautela, agarrando un paño para limpiar la sangre de su brazo y el pegamento para heridas del botiquín de primeros auxilios esparcido por los primeros intentos iniciales de jugar al médico.
